Studs abandonados: temor y peligros en un barrio

Vecinos denunciaron que creció la inseguridad y que algunas propiedades fueron usurpadas

Un grupo de vecinos que vive en la calles 120 y 121 del barrio Hipódromo denunció en las últimas horas que creció la inseguridad en la zona desde que se usurparon viejos studs que estaban abandonados. "Vivimos con el corazón en la boca, ya no nos animamos a dejar nuestras casas porque hay robos y asaltos a cualquier hora", señaló un vecino que vive en 120 entre 33 y 34 y que prefirió no identificarse por temor a represalias.

Los afectados por esta situación coincidieron en que las áreas más comprometidas por la inseguridad son las que van de 32 a 43 y de 115 a 122, y agregaron que eso se da en parte por la ocupación ilegal de studs abandonados. Por esa razón, ya se hicieron presentaciones en la Justicia y varias reuniones en las que se abordó el problema por la falta de seguridad.

"Hace 73 años que vivo en el barrio y si bien a mi nunca me robaron, los nenes siempre me piden cosas para comer, se ve mucha mugre y observo que los carros con los que cartonean van y vienen con los caballos como desbocados. La mayoría de los vecinos sufrió robos y por eso nos reunimos periódicamente, la última vez fue en la escuela San Antonio -diagonal 80 y 118- para debatir qué medidas se pueden tomar", dijo una mujer que como el resto prefirió dejar su nombre en reserva.

Además se planteó que el problema se agudizó en los últimos 5 años y que desde el interior de los studs ocupados sale un olor que es "insoportable": "viven del cirujeo, no se respetan las más elementales normas de higiene, hace un tiempo sacaron varios camiones de basura del interior de un stud que está en 120 casi 33; allí también se veían muchas ratas y en el verano la proliferación de moscas y cucarachas es insoportable", apuntó un comerciante de la zona.

FALTAN PATRULLAJES

La falta de patrullajes policiales genera en los vecinos una mayor sensación de inseguridad que en muchos casos encuentra un correlato con distintos ilícitos como robos y hurtos. "Cansada de que le entraran a robar una señora que vivía en 120 entre 33 y 34 cambió su casa por un pequeño departamento, pero el día en el que esas personas se mudaron al barrio duraron sólo unas pocas horas porque mientras hacían la mudanza los asaltaron. A la noche le exigieron a mi vecina dejar la operación sin efecto", contó una mujer domiciliada en esa cuadra.

Muchos vecinos sostuvieron que la gran inseguridad con la que viven también los llevó a cambiar de hábitos, ya no hacen mandados por las noches y cuando salen durante los fines de semana optan por dejar algún miembro de la familia en los domicilios. Además, la mayoría colocó rejas en los ingresos y sistemas de alarmas. "Mi hijo no sale sólo ni a la vereda, además si a mi no me entraron a robar fue porque mi alarma suena muy fuerte y se asustaron", indicó una mujer domiciliada en 33 entre 120 y 121.





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