La receta del éxito, según los tres mejores estudiantes

Egresaron de Exactas con 9,95, 9,94 y 9,93 y se convirtieron en los mejores de la UNLP. Secretos de un físico y dos matemáticos

Cada diciembre, entre los huevos y la harina de rigor para festejar las recibidas y los formales actos de graduación, muchas miradas se centran en los mejores promedios de la UNLP. El año pasado, la facultad de Ciencias Exactas fue noticia por haber cobijado en sus aulas a Laura Schaposnik, quien se recibió de licenciada en Matemática con 10 de promedio. Esta vez, como si se tratase de una "fábrica" de alumnos brillantes, la unidad académica de 47 y 115 fue "más lejos": sus 3 mejores estudiantes terminaron siendo los 3 mejores de la Universidad.

Como en el juego de la escalerita, Ramiro Lafuente (23) finalizó la carrera de Matemática con 9,95, su compañero de estudios Nahuel Soprano (25) lo hizo con 9,94, y Sebastián Franchino (23) se graduó como licenciado en Física con 9,93. Hoy, todos son becarios del Conicet.

Juntos, hablaron del tema. Y dejaron en claro que no existe "un" secreto para hacer una carrera casi perfecta. Pero sí algunas claves, como haber tenido una muy buena preparación en la secundaria; cierta inclinación por la disciplina que se elige bastante antes de llegar a la Universidad, y muchas horas de estudio. Definieron el nivel académico de la facultad como "bueno" y destacaron que los profesores son de "nivel internacional".

La primera pregunta se caía de maduro, porque es la que se hacen casi todos cuando "miran" esos promedios. ¿Hay vida más allá del estudio? Se ríen, pero enseguida contestan con rigurosidad exacta. "Todos tenemos actividades extrafacultad, tampoco es cuestión de matarse por un promedio", dice Ramiro, quien hizo el secundario en el Nacional y la licenciatura en Matemática en los 5 años que marca la currícula.

BAJISTA DE PUNK ROCK

Su vida extraacadémica hasta puede llamar la atención. "Salvo en ocasión de tener que rendir un final muy difícil, jamás estudié los sábados", dice, y cuenta que ése era el día de ensayo: "fui bajista de una banda de punk rock. Este año tuve que abandonarla porque empecé el doctorado en Geometría diferenciada en Córdoba", lamenta, pero afirma que con o sin banda nunca dejará de tocar el bajo y la guitarra. Si bien escucha a Green Day y Foo Fighters, también le gustan los "grandes clásicos, como Led Zeppelin".

Sebastián hizo el colegio en su Tandil natal, en una "escuela pública de gestión privada". Finalizó la licenciatura en Física "en 4 años y pico", y también tiene pasión por la música, aunque en otra vertiente. "Toco el bandoneón y estuve en un grupo de tango". "Desde ya que ocupás tiempo en otras cosas", remarca y cuenta su afición por la paleta y por salir a correr. Acto seguido, tira una frase que deja poco margen para conjeturas: "si le dedicás mucho a la facultad es porque te gusta". Alto y claro.

Nahuel, quien hizo el secundario entre el ex Comercial y el Nacional, cursó 2 años de ingeniería civil, una carrera con "mucha base de Matemática -dice-. Ahí me di cuenta que era lo que me gustaba y me pasé a Exactas". Ahora se encuentra realizando un doctorado en Probabilidades en la UBA.

Nahuel está unido a Ramiro y Sebastián por el amor a la música, ya que estudia canto. Y a Ramiro, en particular, por haber transitado juntos la facultad. Pero algo los separa: el ex bajista punk es hincha de Gimnasia; él, de Estudiantes.

EL SECUNDARIO, CLAVE

Ramiro Lafuente admite que llegó a la Universidad sabiendo cosas de las materias "duras" que la mayoría no conocía, aunque remarca que no puede ser "muy objetivo en ese sentido, porque siempre participé de las olimpíadas de Matemática en el secundario, lo cual te lleva a aprender más cosas por tu cuenta que las que ves en el colegio".

El mejor promedio de la UNLP asegura que quienes pisan la facultad con una buena preparación "tienen ventajas". Sebastián Franchino subraya la idea. "La base que traés de la escuela es fundamental. Yo tuve una buena formación, y mucho tuvo que ver que mis profesores trabajaban en la Universidad".

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