Crisis del cine: empieza otra era

Por AMILCAR MORETTI

En día de reposiciones, como es acostumbrado al acercarse el final del año, las opciones cinematográficas en la televisión de cable suelen dividirse entre películas "navideñas" (por lo general, producciones ligeras y oportunistas para estrenar en televisión) y los clásicos, que no por ello son "viejos" o "anticuados", o "difíciles de ver". El ejemplo hoy es "La última película", obra magnífica realizada en 1971por Peter Bogdanovich, un talento que no tuvo buena suerte en Hollywood. Como una peste parece haber acompañado a Bogdanovich: no ya los fracasos de público -que contaron en su alejamiento de los estudios de cine- sino también algunos sucesos trágicos y oscuros de su vida.

Bogdanovich, en un rodaje, quedó prendado de una bella chica "Playboy", una "playmate" o "chica del mes", la seleccionada mensual de la revista erótica norteamericana, nacida en los años 50 del siglo pasado y hoy en decadencia. Lo cierto es que esa muchacha fue asesinada por su marido celoso, quien a su vez la había impulsado a explotar sus características físicas. El caso, años más tarde, fue tomado por Bob Fosse ("Cabaret") para hacer una de sus películas menos conocidas, "Star 80". Claro que este detalle es una anécdota añadida a la trayectoria de Bogdanovich, que dedicó sus esfuerzos a la historia y crítica del cine, con varios libros publicados sobre dicho arte de singular importancia. También hizo famosos documentales, uno por ejemplo, muy recordado, sobre John Ford, que en esta columna he mencionado cuando fue estrenado en cable.

"La última película", hoy a las 22 por TCM, es una pieza cinematográfica -a 40 años de su estreno, con poco éxito de público- considerada, ahora de modo casi unánime, como de las mejores del último medio siglo. Actores hoy veteranos, como Jeff Bridges aparecen aquí en sus inicios, mientras algunos han muerto (Cloris Leachman, Ben Johnson) y otros están en su ocaso (Cibyl Shepherd, que hizo su primera fama en una recordada serie junto a un joven Bruce Willis). Otros que circulan en el universo conformista y a la vez reprimido del polvoriento pueblito texano de la película son Ellen Burstein y Timotty Bottoms, hoy casi desplazados de modo injusto, poco recordados o siquiera identificados.

"La última película", obra de la misma generación del autor del primer "El Padrino", George Lucas, Spielberg, Scorsese, Arthur Penn y otros grandes realizadores hoy no tan famosos, se centra en un cambio de época, a mediados de los años 50 del siglo pasado, momento en que irrumpe la televisión y se cierran las salas de cine, comienza a perfilarse la rebelión hippie y está a pleno la persecución anticomunista del maccarthismo. Otro elemento crucial es la revolución del rock, que cambió sensibilidades y hasta modos de pensar y convivir.

Un cambio de época o una época de cambios centrados en dato sintomático del cierre de los cines. El primer aviso y brote en la pantalla de que una era había quedado atrás y no habría de volver: no más ya bailar con Benny Goodman ni luchar contra Hitler, sino contracultura, Vietnam y pacifismo en una mezcla inédita en medio de la liberalidad y prosperidad económica que culminó en el retroceso conservador de los años 80. El símbolo, como dije, es el abandono paulatino del público a las salas de cine, que en concurrencia masiva que había distinguido los años 30 y más aún los 40, la "época de oro".

Junto a este brote cultural definitorio, comparable en cierto modo con el que se vive hoy con la digitalización, "La última película" tiene la inteligencia de registrar lo que sucede en el interior de esos muchachos y chicas de veinte años que ven como salen de la despreocupada adolescencia y entran en una madurez que los rodea de compromisos, más el preludio de nuevas guerras que muchos cuestionaron como no dignas de pelear. En fin, lo que se ha dado en llamar, con precisión, la "pérdida de la inocencia".

Estupenda película, enormemente superior a "Cinema Paradiso", más masiva por más emotiva, que muchos después trató de reflejar dicha situación de cambio en Italia. "La última película", la obra mayor de Peter Bogdanovich, un talento que no pudo crecer en Hollywood.

Hoy domingo a las 22 por TCM.

EN EL BAJO PUERTO

Dos de los mejores actores ingleses, mujer y hombre, aparecidos de modo fulgurante en los años 80 y 90 del siglo pasado. Ella, Tilda Swinton, menos conocida por una carrera perfilada con un signo más dramático y cultural, aunque suele participar de buenas películas mainstream. Su androginia y su particular y hasta extraño atractivo físico, sin tener nada que ver con la media de una modelo de pasarela o una chica de tapa de revista, hace de Tilda Swinton, puede decirse, todo un símbolo sexual de la ambigüedad y de las nuevas y desde hace unos años promocionadas opciones o alternativas de género y sexuales.

Ewan McGregor, diez años menor (Swinton nació en 1960), es una figura masculina quizás más versátil en sus elecciones en materia de espectáculo. Lo suyo puede ser el drama como la comedia, y lo hace bien en ambos lados, y hasta el musical ("Moulin Rouge"), los cuentos fantásticos ("El hombre pez" de Tim Burton), y también sólidos papeles de gay ("Te amo Phillips Morris"). En la película de esta noche a las 22, por Film y Arts, McGregor se presta para un drama con aspectos trágicos en un submundo portuario pobre y oscuro. Se trata de una historia sombría y desencantada ambientada entre las clases populares y marginales del puerto.

Cine verista británico, social y naturalista, que llama la atención por la diferencia que marca, más allá de sus aciertos y debilidades, con el cine hegemónico impuesto en los años 90.

A las 22, Film Zone.

CUANDO LO PORNO SE PONE SERIO

"Hagamos una porno" es una reciente comedia norteamericana que quiso ser seria y no lo alcanzó del todo. También quiso ser jocosa y asimismo no pudo lograrlo, al menos en un ciento por ciento. Unos jóvenes que comparten departamento deciden hacer una película pornográfica para ganar unos pesos y salir de sus penurias de clase media sin plata.

El tema es que el sexo no siempre está exento de afectividad y emociones. El intercambio íntimo siempre trae algún cambio emocional cuando se practica con ternura y amabilidad entre amigos. Y esa es la temática que intentó abordar este filme con más intenciones que logros, pero igual un buen pasatiempo.

Film Zone a las 22.

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