Por cada 10 ingenieros se reciben más de 40 abogados en La Plata

Mientras tanto, el mercado laboral demanda el doble de los ingenieros que egresan. Para el 2012, las carreras tradicionales volvieron a elegirse más

Desde diciembre de 2010, María Paz Mercado es abogada. Y si bien trabaja desde antes de recibirse en el estudio de su familia, reconoce que para muchos de sus compañeros insertarse en el mercado de trabajo es una tarea difícil: "un abogado recién recibido gana entre 1.200 y 1.500 pesos por mes en un estudio privado y el doble si consigue trabajo en el Estado. A muchos eso ni siquiera les alcanza para pagarse la matrícula". Nicolás Grunfeld Brook estrenó en julio su título de ingeniero electrónico. Dice que es tanta la oferta laboral que tiene actualmente un ingeniero junior, que algunos se dejan tentar mientras cursan y no alcanzan a recibirse. Y agrega que las propuestas que les llegan se relacionan en todos los casos con empleos estables y sueldos que superan los 5.000 pesos.

Detrás de estas asimetrías hay un problema de planificación educativa. A la vocación hay que respetarla, pero también hay que ayudar a construirla desde la escuela primaria

La realidad descrita por Nicolás y María Paz ilustra uno de los muchos contrastes entre profesiones que se estudian en la Universidad de La Plata. Otro tiene que ver con el predominio de las carreras tradicionales en las preferencias de los estudiantes. Así y a pesar de que la falta de ingenieros, geólogos y expertos en informática es considerada actualmente un cuello de botella para el desarrollo productivo del país -cuando, por caso, de las universidades de toda la Argentina egresa apenas la mitad de los profesionales de las distintas ramas de la ingeniería que requiere el mercado laboral- las carreras tradicionales siguen siendo las más buscadas por los ingresantes y aquellas en las que se produce el mayor número de egresos.

Mientras las facultades de Ingeniería argentinas, incluida la de la UNLP, elaboran estrategias para mejorar la convocatoria y el índice de egresos y hasta la presidente de la Nación, Cristina Kirchner, alertó en noviembre sobre la falta de ingenieros y consideró clave "respetando la vocación de todos, orientarla hacia las carreras de mayor salida laboral", los números parciales dados a conocer la última semana desde la Universidad para el ingreso 2012 demuestran que la preferencia de los estudiantes se sigue dirigiendo a las carreras tradicionales. Así, muestran a Derecho como la facultad con más inscriptos (3.050 anotados contra los 2.500 del año anterior) y a Ciencias Económicas muy cerca, con 2.200. Y como dato característico de esta inscripción, Bellas Artes se convirtió en la facultad con más ingresantes (3.174).

Al mismo tiempo, los números que miden los egresos del año 2010 muestran que en ese año se recibieron 997 nuevos abogados contra 216 nuevos ingenieros. Apenas un año antes, la relación había sido de 1.029 abogados contra 182 ingenieros.

Los especialistas consideran que varios factores se suman para determinar la persistencia de fuertes asimetrías en la elección de carreras, en las que las menos elegidas son las vinculadas con las ciencias duras.

Entre ellos se menciona el miedo de los estudiantes a materias como Física y Matemáticas, cierta desconfianza en la formación que traen del secundario en el área y la idea de que las carreras vinculadas con las ciencias duras son "más difíciles". Pero también pesa la persistencia de cierto imaginario social que asocia a carreras como Derecho, Contaduría y Medicina a un seguro prestigio y bienestar económico.

Vicente Atela, vicedecano de la Facultad de Derecho, por caso, apunta algunos otros factores que inciden en que muchos estudiantes se inclinen por esa carrera: "la ven como una carrera económica para cursar y que se puede estudiar mientras se trabaja. Para cursarla sólo tienen que comprar libros y apuntes y uno nota que después de las 14 las aulas están saturadas, ya que la mayoría de los estudiantes hoy estudian y trabajan". Atela aporta otro dato: en los últimos años creció el número de mayores de 35 años que cursan en la facultad de la calle 48: "son personas que se interesan por conocer sus derechos y que no buscan ejercer como abogados", dice.

Julia Sanutto es directora de Articulación Académica de la Universidad de La Plata y reconoce que las Ingenierías, Informática y Geología se cuentan entre las más críticas si se compara el número de egresados con la demanda de profesionales del mundo del trabajo.

"Hay muchos imaginarios sociales que no son fáciles de modificar, que vinculan a muchas carreras tradicionales con la idea de éxito económico y prestigio. Y aunque esto no sea hoy necesariamente así, se trata de imaginarios que lleva mucho tiempo revertir. Lo que hoy se intenta hacer es reorientar la matrícula para que los chicos puedan tener acceso a un trabajo en su profesión, pero sin contrariar lo que esos chicos quieren", dice Sanutto.

Para el presidente de la UNLP, Fernando Tauber, "el sistema universitario nacional tiene carreras prioritarias como las ingenierías, las de la tierra y define políticas a partir de allí. No es nuestra visión. Aquí no tenemos acciones de desaliento de ciertas disciplinas, porque no creemos en esa política. ¿Con qué concepción se alienta o desalienta? ¿Las ingenierías son prioritarias? Bien. ¿Y las carreras de arte no?. Si. Lo que nos interesa es identificar las carreras que deben ser estimuladas, como las ingenierías, la ingeniería forestal, la geofísica, la geología. Y lo estamos haciendo.

Es que mucho especialistas creen que la falta de información sobre esas carreras es la que orienta a los futuros estudiantes a un estrecho abanico de posibilidades a la hora de elegir. De ahí que, según indica Sanutto, se han instrumentado programas que se encargan de acercar información sobre esas posibilidades a los alumnos secundarios, entre quienes suele ser muy grande la brecha entre la idea que tienen de una carrera y la realidad de ésta.

Vicente Atela, en cambio, cree que esa información debería llegar antes a los chicos. Más precisamente mientras cursan la escuela primaria: "yo creo que detrás de estas asimetrías hay, básicamente, un problema de planificación educativa. Si un chico llega al último año de la educación media y jamás vio el Observatorio difícilmente quiera se astrónomo. Creo que a la vocación hay que respetarla, pero también hay que ayudar a construirla. Y eso debería hacerse desde la escuela primaria".

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