Ricardo Zalba

El fallecimiento de Ricardo Zalba provocó muestras de profundo pesar en diferentes ámbitos profesionales y sociales de la Ciudad, donde se reconoció su labor en diferentes organismos del Estado bonaerense en los que desarrolló su trayectoria profesional.

Había nacido el 3 de abril en 1920, en la ciudad bonaerense de Balcarce. Hijo de españoles que llegaron al país y se dedicaron al comercio de ramos generales, viajó a La Plata con su mamá Catalina Verde y sus siete hermanos a La Plata cuando él apenas tenía seis años, tras el fallecimiento de su padre Hilario Zalba.

Ya radicado en La Plata realizó la escuela primaria en el colegio San Luis y la secundaria en el Comercial San Martín, donde se recibió de perito mercantil. Luego ingresó a la facultad de Ciencias Económicas de la Universidad Nacional de La Plata, de la que egresó como contador público.

Trabajó en el Banco Nación, en la Dirección de Energía de la provincia de Buenos Aires (Deba), donde fue jefe de sección de auditoría, y más tarde fue nombrado director general del ministerio de Obras Públicas, donde se jubiló en la década de 1980.

Su perseverancia y personalidad apegada al diálogo antes que a la confrontación, le permitió sumar numerosos reconocimientos por parte de colegas, compañeros de trabajo y la gente que pudo conocerlo.

A fines de la década del 50, en 1958, se casó con Gladys Arriaga, con quien tuvo tres hijos: Javier, Andrea y Ricardo, familia que se amplió con la llegada de los nietos: Lucía, Antonella, Belén, Gerónimo, y Catalina

El deporte de su preferencia fue el rugby y de la mano de esta pasión se transformó en uno de los socios fundadores del Club Los Tilos, donde jugó un largo tiempo hasta que una lesión en los ligamentos cruzados lo dejó afuera de las canchas.

En tanto, en el fútbol, fue hincha de Gimnasia y Esgrima de La Plata, club al que siguió en todas las campañas siempre que la tarea profesional y la vida familiar se lo permitiera.

Entre sus principales gustos se incluyen los viajes al exterior: Estados Unidos y Europa fueron sus destinos más recurrentes, pero por sobre todo le encantaba recorrer España.

La vida social la mantuvo junto a amigos de la facultad de Ciencias Económicas con los que se encontraba periódicamente.

La lectura también buena parte de su tiempo libre y uno de sus hobbys fue escribir poesías.

Sus hijos, amigos y allegados reconocen una personalidad solidaria y generosa y lo describieron como un esposo ejemplar.

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