La mayor batalla antiglobalización
| 13 de Marzo de 2011 | 00:00

Con el apoyo de entusiastas activistas contra la globalización neoconservadora iniciada en los años 80 del siglo pasado y las objeciones parciales de buena parte de la crítica cinematográfica que advirtieron sobre los puntos débiles del relato (cierto emocionalismo fácil y una resolución componedora apresurada), "Batalla en Seattle", esta noche a las 22 por I-Sat (canal 27 de Cablevisión), destaca de forma notoria como la película más interesante en una jornada con reposiciones.
"Batalla en Seattle" es una producción canadiense-germana dirigida por un ex actor irlandés, Stuart Townsend. Con la colaboración de conocidas estrellas de Hollywood (Woody Harrelson, Charlize Theron, Ray Liotta y otros) el cineasta intentó lograr una convocatoria mayor mediante la combinación del recurso de la fama con la denuncia protestataria contra un fenómeno que, ya a principios del 2000, mostraba no sólo signos de agotamiento sino graves consecuencias sociales para amplios sectores de la población.
La concentración de Seattle de 1999 es considerada el inicio de una nueva etapa del movimiento antiglobalización, a partir del cual han tenido lugar protestas masivas en todas las cumbres de la OMC. La mayor manifestación, conocida como N-30 o Batalla de Seattle, ocurrió el 30 de noviembre. Según el departamento de policía de Seattle, contó con 40 mil participantes. El aporte mayor fue el del sindicato de camioneros, con un millón y medio de afiliados, de los más poderosos en Estados Unidos, conducido por Hoffa (h.), con el cual se ha comparado su colega argentino Hugo Moyano.
Sobre la película en sí, el sitio web español La Butaca resumió así la opinión más difundida: "El pulso de "Batalla en Seattle" no decae, es cierto, y algunos de los roles presentan una hondura y riqueza realmente conmovedora especialmente el doctor Maric que compone Serbedzija, frustrante baja colateral de ambos lados del conflicto, aunque la sensación final es la de haber asistido a un panfleto indeciso entre lo valiente y lo pacificador. Insuficientemente incendiario pero notorio por su puesta en escena y por aquellos pasajes en los que realmente el mensaje es lo suficientemente atronador como para que resuene en la platea. Pudo hacer sido mejor, sin duda, pero a pesar de ser un título menor dentro de la corriente más moderna del cine protesta, debe ser tenida en cuenta y valorada sin tapujos".
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