"Las Palmeras", una casa que ya es un emblema de Ensenada

Creen que llegó armada en un barco alrededor de 1890. Hoy ilustra postales turísticas de la ciudad ribereña

Frente al arroyo Doña Flora y la reserva selvática, a metros de Río Santiago, se levanta erguida y soberbia una residencia histórica de Ensenada, Las Palmeras, que debe su nombre, justamente, a los altísimos ejemplares que la rodean. El conjunto, que completa un espléndido parque con un antiguo aljibe, es, visto desde el canal, una postal, y no en el sentido figurativo sino en el real, pues la imagen integra los collages fotográficos de los atractivos turísticos con que se presenta oficialmente la ciudad ribereña.

La casa fue construida por completo en madera. Con muchas décadas enclavada al lado del Club Náutico de Ensenada, se cree que llegó armada en un barco a finales del siglo XIX, alrededor de 1890, junto con otra de similar estilo, que también aún persiste y que se instaló como estación de torpedos a poco después de inaugurado el Puerto La Plata.

La propiedad tiene dos plantas. En la de abajo se desarrollan el living y una inmensa cocina-comedor, y en la superior se ubica un dormitorio de 5 por 5 metros con ventanas que dan a todos los puntos cardinales. Un detalle de la casa que responde, justamente, a su antigüedad, es que el baño está afuera, separado de la construcción principal.

En rigor, no hay precisiones acerca de la historia de los primeros años de la casona. Carlos y Nelba Denegri, el matrimonio que es dueño del lugar desde 1986, han recogido información de diversas fuentes de Ensenada, pero por la lejana data del inmueble la mayoría son hipótesis. Se sabe con certeza que llegó de Europa y por agua hasta el lugar de su emplazamiento, pues en aquella época no había caminos que se acercaran al Doña Flora. Pero el detalle de quiénes fueron los primeros propietarios, por caso, es un misterio, lo que se explica en el hecho de que en aquellos tiempos no se estilaba escriturar las viviendas de madera.

No existen certezas tampoco en cuanto al estilo de su diseño, que podría ser inglés u holandés, según averiguaron los Denegri. Lo que sí es un dato que nadie refuta es que, ya construida, habría arribado con otras edificaciones que sirvieron para dotar en sus tiempos fundacionales al Puerto La Plata.

El aljibe, supone Carlos Denegri, sería aún mucho más antiguo que la construcción de madera. "Tenemos entendido que es de la época de Rosas, de 1850, y lo habrían trasladado, también por agua, algunos años después de instalada la casa", indica el despachante de aduana jubilado que desde hace 25 años reparte su tiempo entre su residencia de La Plata y la reliquia arquitectónica que ladea el Doña Flora.

"ERA UNA RUINA"

El matrimonio Denegri "refundó" la pequeña mansión. Cuando Carlos la adquirió a los herederos de su tío "Pico Labourdet" (que la había comprado en 1945 junto al "Flaco" Greco para usarla más como astillero que como vivienda porque era un apasionado de la náutica) creyó que con la noticia iba a darle a su mujer una grata sorpresa. Se equivocó. "Fuimos con mi hija a verla y creí que mi marido había enloquecido. Era una ruina y parecía imposible cualquier reconstrucción", cuenta Nelba.

Poco a poco, en una tarea que le llevó dos años y la contratación de tres personas especializadas en restauración, Carlos consiguió devolverle la originalidad y el esplendor a la casona. Desde entonces es lugar de reunión familiar de los fines de semana, como así también anfitriona de los extranjeros que llegan a un astillero de la zona para reparar sus embarcaciones y se cruzan para compartir una tarde con los Denegri. "Viene gente de todos lados, chinos, ingleses, belgas, y nos gusta mucho recibirlos", dice el dueño.

"Las Palmeras" es un emblema de la zona. Su imagen se reproduce no sólo en las postales que se venden en los kioscos de Ensenada, sino también en cientos de fotos de quinceañeras y recién casados que utilizan su paisaje como fondo de un recuerdo que durará toda la vida.

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