Más del 30% de los docentes consulta por enfermedades psicosociales

Los trastornos psicológicos y psicosociales de origen ocupacional siguen en el tope del ranking de enfermedades de los docentes, según los últimos datos relevados por el Departamento de Salud Laboral de la Federación de Educadores Bonaerenses (FEB). El estudio registra más de 6.000 consultas de docentes bonaerenses entre 2008 y 2011.

“Este es un dato preocupante que ya habíamos denunciado. Son una realidad a la que debe adaptarse el sistema educativo y también las autoridades, quienes deben tomar nota de esta problemática”, dijo Petrocini.

De acuerdo con el estudio, el 32% de las consultas recibidas en este periodo son por enfermedades derivadas de trastornos psicosociales; el 21% a trastornos de la voz; el 15% afecciones respiratorias estacionales; el 12% problemas musculares y óseos; un 10% corresponde a cuestiones ginecológicas y el porcentaje restante se agrupa en “otras enfermedades”.

Tradicionalmente, los trastornos en la voz eran los más habituales. “Hace varios años que la FEB viene detectando esta nueva tendencia”, explicó Petrocini.

El grupo etáreo más afectado fue el comprendido por docentes de entre 40 a 55 años. Dentro de esta franja de edad se ubicó el 46% de pacientes que hicieron consultas.

La violencia social trasladada al ámbito educativo no fue el motivo excluyente o único desencadenante de los cuadros de afectación psicofísica observados, sino toda una batería de situaciones.

“El microclima laboral en que se desarrolla el trabajo docente, con roles y demandas que no pueden satisfacerse y exceden la función pedagógica específica para la cual fue formado el docente, incide en este aumento de los casos”, explicó Petrocini.

Por otra parte, Petrocini aseguró que “la actividad educativa se ha transformado en forma progresiva en una profesión de riesgo, situación impensada en tiempos anteriores”.

La presidente de FEB agregó que “las estructuras edilicias deteriorada que ponen en riesgo la integridad de los docentes y los chicos, aumento de la violencia en las escuelas, una violencia social que se instala en las escuelas, escasa participación de los padres, falencias del sistema educativo, condiciones laborales precarias, colaboran con el agravamiento de la salud laboral de los docentes”.

“Todas estas situaciones alejan al docente de su función principal, que es ser el eslabón clave del proceso de enseñanza-aprendizaje, para transformarlo en un agente que debe dar prioridad a necesidades básicas de los alumnos para tratar de ubicarlos -con mucho esfuerzo- en situación de aprendizaje. Se hace este esfuerzo con la convicción de que a la justicia social se accede con una justa distribución del conocimiento”, agregó Petrocini.

Es por eso que la FEB reclama que se consideren los trastornos psicosociales como enfermedades incluidas en el Listado de Enfermedades Profesionales y las ART por lo que los docentes no cuentan con cobertura para su tratamiento.

“Como se trata de patologías que tienen una importante componente psicológico, son enfermedades con cierta resistencia cultural. Pero los educadores necesitan tener cobertura para recibir los tratamientos correspondientes”, concluyó Petrocini.

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