Un detenido tomó de rehenes a dos funcionarios judiciales

El preso decía que temía por su vida y buscaba atención mediática. Habló por radio y TV y luego se entregó

El preso dijo que estaba “dispuesto a morir”, pero nunca quedó claro a morir por qué. A Christian Pablo “Palmito” Conforti (43) le faltaban 88 días para recuperar la libertad, pero al parecer temía por su vida. Y no tuvo mejor idea que, para atraer la atención mediática, protagonizar una dramática toma de rehenes en el juzgado federal 2 de Lomas de Zamora.

Allí, “Palmito Parantapa”, como pidió que lo llamaran, redujo durante más de dos horas a un secretario del juzgado y a una funcionaria de una defensoría oficial, cuando fue trasladado a los tribunales.

Luego de una tensa e insólita negociación, durante la cual el detenido habló con la prensa y sostuvo que “no saben los delitos que cometí, no tienen idea”, “Palmito” liberó sanos y salvos a ambos funcionarios y se entregó.

Conforti, ex profesor de tenis que estaría cumpliendo una condena por “encubrimiento y falsificación de documento”, debía recuperar la libertad el 12 de febrero, dentro de 88 días, tras llevar detenido dos años y dos meses en el Complejo Penitenciario 1 de Ezeiza, según lo informó el secretario Rafael Leal en momentos en que era mantenido cautivo.

Durante la negociación, realizada por un grupo táctico especial del Servicio Penitenciario Federal (SPF), el preso dijo que no le importaba “morir” y aseguró tener un arma de fuego, aunque luego se comprobó que tenía una “faca”, típico cuchillo confeccionado en las cárceles.

“LO HAGO POR MI NACION”

Todo empezó cuando el preso fue llevado al juzgado ubicado en Laprida 662 de Lomas de Zamora porque dijo que quería formular una denuncia. Pero al llegar manifestó que primero quería entrevistarse con una defensoría oficial, por lo que se llamó a la secretaria Andrea Carina Vago.

Entonces, al detenido le sacaron las esposas y quedó solo con Vago y el personal penitenciario afuera de la oficina del juzgado.

“De repente se escuchan fuertes ruidos, hay gritos, voy a mi oficina, donde estaba la secretaria de la defensoría, veo que la tenía tomada de rehén por el cuello contra la pared y evidentemente algún elemento importante tenía”, relató Leal al terminar la toma de rehenes.

“Ahí le ofrezco quedarme con él y cerrar la puerta para negociar y por lo menos que depusiera un poco la actitud de violencia, entonces cerramos la puerta y me quedo con él y con ella”, detalló.

Leal aseguró que Conforti les empezó a decir que “quería salir al aire y tenía los números de todos los medios”, por lo que consideró que el detenido “venía preparado”.

Minutos después, “Palmito” ya estaba hablando a través de un canal de noticias al que él mismo se comunicó telefónicamente desde la oficina del juzgado. También habló por radio.

Sus declaraciones desconcertaron a todos, porque más que referirse a su libertad o las condiciones de su detención, “Palmito” contó que fue combatiente en la Guerra del Golfo, opinó sobre la situación del país y dijo hacía lo que hacía por la nación.

En ese instante, la secretaria Vago dijo por televisión estar “muy nerviosa por la situación” y explicó que el preso “llegó esposado, pero después se las quitaron para la entrevista con la defensa”.

Leal también habló desde su oficina y relató que el detenido había colocado sillones en la puerta para impedir el ingreso y pese a que se mostraba tranquilo, advirtió: “El está dispuesto a morir y nosotros estamos en el medio”.

Tras dos horas de negociación, el preso dejó salir a Vago, le entregó la faca al secretario, habló con un defensor oficial y salió con Leal, tomándolo por el cuello, ante los efectivos que concurrieron al lugar y algunas cámaras de televisión.

“Quedate tranquilo que nosotros vinimos para cuidarte”, le gritó uno de los negociadores al ver a “Palmito” con la mitad del rostro tapado con el cuello de una polera, con lo cual logró que liberara al funcionario y se entregara.

Al terminar la toma de rehenes, cerca de las 13.30, un empleado del juzgado afirmó que el detenido ya había tenido problemas en capital federal, cuando se quiso escapar de un tribunal oral.

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