Gimnasia, con sabor a poco
| 17 de Noviembre de 2012 | 00:00

COMENTARIO
Por WALTER EPISCOPO
Le resultó imposible afirmar su idea al Lobo. No encontró el modo de llevar la pelota por la derecha Mussis, tampoco Ignacio Fernández pudo marcar algún tipo de desequilibrio por la izquierda. Chaves, a partir de la velocidad con la que se movió por momentos, y de lo preciso que estuvo para pegarle a la pelota parada, fue quien pudo levantar un par de veces a la gente esperando que pasara algo sobre el arco de Campodónico.
Justamente un tiro libre servido por el Toti desde la derecha hizo gritar el primer gol, que de inmediato el árbitro dejó en la nada, y con razón, por una mano de Barsottini. ¿Cómo fue? Le pegó Chaves, cerrado; el arquero no embolsó ni tampoco alejó la pelota, que le quedó a Barsottini, quien la acomodó con el brazo derecho y permitió el toque al gol de Blengio.
Andrés Merlos volvió todo atrás y no hubo reclamos.
Le faltó juego de equipo a los Triperos, que se movieron con dinámica, aunque sin encuentros felices a partir de la mitad de la cancha. Un cuadro de situación que dejó tanto a Pereyra como a Quiroga muy lejos del resto, a pesar de la búsqueda constante de ambos.
Una salida rápida de Chaves por izquierda, cuando se jugaban 33 minutos, dejó ver la problemática del equipo de Troglio. Bien el zurdo, que sorprendió adelantado al rival y trató de ir a fondo buscando a Pereyra, quien lo esperaba por el medio. Pero no enganchó bien la pelota el delantero, y lo que tenía olor a gol quedó en un lamento generalizado.
Afuera Pouso, lesionado en un tobillo, y con cinco amonestaciones que lo dejarán afuera de la próxima fecha, el Lobo se rearmó con Basualdo en el medio y favorecido por el abroquelamiento cada vez más notable de los visitantes, Gimnasia empezó a ganar protagonismo en el segundo tiempo.
Falló muchísimo en el traslado de la pelota, es cierto, pero insistió, y a los 20 minutos los albiazules encontraron dos jugadas que a punto estuvieron de terminar en gol, y al toque nomás, a los 23, otra más clara todavía.
La primera: Pereyra, a quien le movieron la pelota justo cuando le iba a pegar en la puerta del arco; la segunda: Quiroga, que recibió de Mussis y levantó de zurda desde buena posición; y la tercera: Romea, que recibió un centro atrás de Benavídez y definió con un pelotazo fuerte que encontró el arquero.
No entró la pelota en esa ráfaga de tres ataques a fondo, y ahí se terminó la ilusión de una formación que apenas rescató un punto en las últimas tres presentaciones. Muy poco para un candidato al ascenso, a pesar que con un partido más anoche se puso a un punto del líder Olimpo.
Y terminó a los ponchazos, con intentos individuales que no complicaron para nada a un rival que no mostró casi nada.
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