Una mirada poco habitual sobre un Papá Noel fascista

Por

Amilcar Moretti

Fiestas de fin de año, una convención, en el cine. Hay un sub-subgénero -uno dentro del otro- que se encarga de la fabricación de las “películas navideñas”. Se destaca, en ellas, la meta de dar ánimo al espectador, para que “continúe”. En la mayoría de estos productos no queda claro -o al contrario, lo está- si se trata de animar afectiva y sentimentalmente a los que están fuera del televisor, o todo consiste en mantenerlos pegados al mismo, como el resto del año pero en un momento en que las circunstancias del ceremonial familiar no ayuda a detenerse demasiado frente al aparato.

Un estreno es “Santa Cláusula 3: complot en el Polo Norte”, del 2006. Es, como se ve, la tercera entrega, dado que estas películas andan muy bien casi siempre en Estados Unidos y en otros territorios que absorben dicha cultura. ¿Qué decir? Breve: el malvado quiere “congelar” a Papá Noel para que no vuelva a confirmar que la bonhomía todavía tiene vigencia.

Va pasado mañana viernes, a las 22 por Disney.

Ahora bien: el martes 25 va un cortometraje norteamericano que parece poder plantear la diferencia entre una navidad y otra navidad, o entre una forma de Santa Claus y otra, al parecer, más humana. “Santa the Fascist Years”. “Los años fascistas de Papá Noel” formula la requisitoria sobre qué hay debajo y en el pasado de ese señor de barrio al que muchas veces por propia voluntad se le ocurre ponerse los vestido del gordiflón del trineo y sale a repartir regalos, presentes, fantasías. Y sí, a veces hay demasiada fantasía, o una oscura realidad lejana que se parece a una fantaseada pesadilla. El pasado de cada uno -por ejemplo si se fue fascista o torturador o terrorista de derecha para combatir al de izquierda- ¿qué relación tiene con Papá Noel y las celebraciones?

Esta variante se expone el día 25 por I-SAT a las 20.55.

Las elecciones del amor

Una elección de amor, inscripta en el inconsciente (o no), según las vueltas y revueltas de lo procesado en los dos primeros años de vida de cada uno y cada cual. Hombre adulto, maduro, veterano, a veces casado, y muchacha joven linda, atractiva, soltera. Pareja, dúo de amor, de afecto y cuerpo. Él, con experiencia, una liviana maleta de sabiduría (¿?) o bien una cargada mochila de decepciones y amargura. Y la familia, y la esposa (de él). Y la chica, nueva, que desea repetir la historia, y deja de ser la “nueva”.

Por pura casualidad, en el barajar semanal esta vez les tocó a tres películas sobre el tema, una de ellas, menos, porque él no está en matrimonio. La primera va mañana, “Vida de casado”, del 2007, en la que la víctima, al final, aunque parecen ser todos, el trío, resulta más que nadie el hombre esposo en vínculo paralelo.

Mañana, I-Sat a las 20.10.

“Edén”, del 2008, irlandesa, aborda la cuestión de modo más grave. Él único hombre se centra en una joven, aún con su matrimonio tranquilo y sereno. Pareja matrimonial armoniosa, al menos en apariencia, pero la subjetividad masculina incompleta comienza a llenarse con la imagen deseada de una muchacha. ¿La esposa? Bueno, ella, hace lo más inteligente: trata de volver a ganar a su marido. Lo intenta porque sabe que las nuevas repeticiones, no siempre son fáciles ni, menos aún, logradas. El desenlace es otro asunto.

Sábado a las 22 en Europa-Europa.

La tercera sobre la cuestión va el domingo: la diferencia, grande: él no es casado. Pero es bien maduro y ella es una muchacha quien… al final “falta”. “Elegy”, la película ya muchas veces repuesta con Ben Kingsley como un veterano profesor y Penélope Cruz como una de sus alumnas y amantes-compañeras. Hay una mirada de mujer -la película la dirige la española Isabel Coixet- que, de algún modo, oscila con cierta imprecisión entre la piedad hacia los dos sexos pero no puede evitar darle una “lección al varón”, creo.

Domingo, Cinemax a las 21.45.

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