El calor y la pirotecnia mataron al oso polar del zoológico porteño
| 27 de Diciembre de 2012 | 00:00

Winner, el último oso polar que habitaba el zoológico de Buenos Aires, murió durante la madrugada de la Navidad debido a “los inusuales picos de temperatura, combinados con la pirotecnia del 24 a la noche y el temperamento nervioso” del animal, según se informó ayer en un comunicado.
Se trataba de un macho de 16 años de edad que había llegado proveniente de Santiago de Chile y que era una de las atracciones del Zoo porteño. Ese Zoo ha tenido osos polares durante muchos años”, que originalmente estaban “en la vieja osera con una pileta de 2,5 metros de diámetro que apenas permitía que el oso se bañara”, según se explicó.
“Con el tiempo, fueron mejorando las condiciones de alojamiento y en el año 1993 se inauguró el actual recinto con una pileta de 145.000 litros, una paridera y tres bretes internos. Este recinto fue visitado por diferentes especialistas en manejo de animales de zoológicos y consideraron que cumplía con las condiciones internacionales para alojar a ejemplares de esta especie”, expresó el Zoo porteño a través de un comunicado.
No obstante la muerte del animal despertó encendidas críticas de parte de profesionales que entienden que ese desenlace se debería haber evitado con medidas preventivas.
Las circunstancias en las que murió el único ejemplar de oso polar en el zoológico porteño “se tendrían que haber previsto” para tomar los recaudos necesarios y reducir la posibilidad de que el animal muriera de un estrés por golpe de calor, informó Pablo Redner del Consejo Profesional de Veterinarios.
“Para un animal cuyo hábitat natural son las temperaturas bajas y que en cautiverio puede tolerar hasta 10 o 20 grados se deberían haber previsto cuidados especiales en una jornada en la que se registraron elevadas temperaturas”, dijo Redner.
El especialista destacó que uno de los principales cuidados era controlar la temperatura del agua. “Evidentemente la muerte del oso polar tuvo que ver con no haber podido estabilizar ese instrumento que le posibilita al animal regular su temperatura”, consideró.
Una guardia del zoológico porteño encontró muerto a Winner a la una de la madrugada del martes 25, luego de una jornada sofocante en la ciudad de Buenos Aires donde se registró una temperatura de 36 grados y una sensación térmica de 45.
“Los animales en cautiverio luego de varios años sufren un acostumbramiento a ese estado y pueden tolerar condiciones que no son las de su hábitat natural, pero requieren cuidados especiales”, dijo Redner.
Precisó que “sólo los veterinarios del zoológico pueden decir cómo influyeron otras circunstancias, como el comportamiento habitual del oso u otros factores que lo hayan estresado, para que el animal muera”.
Tras el deceso del ejemplar, las autoridades del zoológico anunciaron que no volverán a traer un animal de estas características para reemplazar a Winner debido a que el ambiente en Buenos Aires “no es propio para un oso polar”.
Al mismo tiempo, legisladores porteños responsabilizaron al Gobierno de la Ciudad por “el deterioro” del Zoológico de Buenos Aire y cuestionaron la renovación de la concesión del predio de Palermo a la empresa que lo gerencia desde hace 20 años pese a una auditoría que refería una falta de mantenimiento del predio.
“Es importante que la muerte de este animal, que siendo aún joven pagó con su vida las condiciones a las que fue sometido durante su cautiverio, sirva de antecedente para que en la Ciudad de Buenos Aires tomemos conciencia y no volvamos a tener osos polares”, sostuvo el legislador Adrián Camps, del Partido Socialista Auténtico.
El oso Winner era un animal nacido en cautiverio y por eso adaptado a un clima más templado, según se indicó desde el zoológico
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