Thatcher y Reagan, una amistad con desacuerdos
| 31 de Marzo de 2012 | 00:00

Una muy reciente publicación de Richard Aldous, autor asociado al Fondo de los archivos de Margaret Thatcher, describe de manera lúcida la relación con Reagan y aporta nuevos datos desclasificados, en una investigación que demuestra las diferentes ópticas de ambos gobernantes sobre temas de política internacional.
Sin embargo, esas visiones se deben interpretar en el contexto de una profunda convicción política neoconservadora, habiendo ambos triunfado sobre la Guerra Fría sin un solo disparo luego de la implosión de la Unión Soviética, unidos además por sus principios liberales, globalizadores y de economía de mercado.
El autor los recuerda como discípulos de Milton Friedman, con una relación floreciente, pero con dificultades de consensuar algunos temas políticos entre los que se destacan la Iniciativa Estratégica de Defensa (Plan de Reagan sobe un sistema de misiles basado en el espacio), la invasión a Grenada y el conflicto de Malvinas, en el cual una solución negociada hubiera sido preferida por Estados Unidos.
CONTRASTES
Mientras Thatcher reflexionaba sobre su situación política interna y el envío de una flota al Atlántico Sur en 1982, la Administración en Washington mostraba reticencia y expresaba su neutralidad sobre el tema de la soberanía.
Según Aldous, el General estadounidense Vernon Walters había manifestado a Galtieri que los británicos sólo protestarían airadamente frente a la acción argentina.
La diplomacia itinerante del Secretario de Estado Haig hacía expresar a Thatcher que los Estados Unidos realizaban menos esfuerzos que los que ellos merecían.
Cuando Londres decide su expedición punitiva (The fleet must steam on) obliga a Washington a tomar partido entre los antagonistas. La relación entre los Estados Unidos y el Reino Unido mostró una vez más su profundidad y permanencia, tanto como el pensamiento de Reagan y Thatcher en ese momento.
MEMORIAS
Sólo cuando se observan con detalle sus memorias se puede avizorar cuan personales, arbitrarias y hasta discriminatorias son las decisiones de los gobernantes, situación quizás imperceptible para la Junta Militar argentina, a pesar de hacer gala de esas mismas prácticas y aún de otras más crueles y aberrantes.
Al cumplirse treinta años de torpes y sangrientas decisiones, la búsqueda del diálogo con mesura y realismo sigue siendo una responsabilidad primordial de Argentina y Gran Bretaña.
Ninguno de los dos gobiernos está demostrando encontrarse a la altura de las circunstancias.
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