Roberto Petinatto: desnudo frente al público
| 20 de Mayo de 2012 | 00:00

Y se dio el gusto, nomás. Hace cuarenta años que Roberto Pettinato soñaba con un espectáculo único, trasgresor, más impertinente de lo que se ve por televisión o se puede leer en su columna semanal en Clarín. Lo sorprendente es que no eligió la calle Corrientes para concretarlo. Para contar su vida prefirió Palermo y la ciudad de La Plata. Y algo más sorprendente todavía: el título, "¡Me quiero portar bien!", se lo inspiró su hijo de tres años. Cartón lleno.
"Cada vez que Lorenzo hace algo malo -cuenta con orgullo de papá- me mira, cierra las manos como un cristiano y grita poseído: `¡Me quiero portar bien!'. Eso me pareció muy Petinatto y un buen título. Cuando decidí hacer este show me propuse dos cosas: la primera, arrancar bien de abajo. Prefiero recorrer pueblitos que terminar en la calle Corrientes rodeado de bailarinas y tragando purpurina".
"La segunda -agrega-, no quiero hacer un show hablando de todos los famosos para que después los programas de chimentos vayan con sus camaritas y digan: `Hola, Pachano ¿Te cayó mal lo que Roberto dijo de vos?'".
El hombre que hizo de su vida un espectáculo y del espectáculo su manera de vivir, supo quién quería ser el día que vio en el cine la vida del cómico Lenny Bruce, interpretado por Dustin Hoffman. Lenny fue un cómico corrosivo, que al principio de su carrera actuaba en locales nocturnos de mala muerte.
Con el tiempo llegó a ser un showman famoso porque dejó de hacer chistes para golpear la conciencia de los espectadores con reflexiones sobre la realidad que estaban viviendo. Después de ver la película seis veces en una semana, Petti no lo dudó: "¡Yo quiero ser ese hombre!" se dijo a sí mismo. Y hoy lo está intentando.
UNA NOVEDAD
El show dura dos horas y tanto en Palermo como en La Plata, lo dio a sala llena. A su juicio "¡Quiero portarme bien!" es para él una experiencia nueva. Una cosa son sus monólogos por televisión, donde le habla a un agujero negro con un vidrio, y otra muy distinta cuando el público está ahí, en la oscuridad, pero al alcance de la mano.
"¡Nunca sentí tanto miedo en escena! -confiesa-. Pensé que no lo iba a tener porque soy Pettinato, soy Amo, Lord y Dios...¡Pero resultó que tengo cosas muy parecidas a los humanos! ¡Sufro como una bestia! Pero también sé que eso es crecer. En lugar de escribir y aprenderme un texto de memoria, armo una rutina de temas, tiro una palabra al espacio y dejo que la gente me lleve. Suena lindo pero es terrible. ¡Sé que un día saldrá mal!".
¿Cómo nació el show que puede ser un punto de inflexión en su carrera? Para empezar, de un rechazo. Un Petti desconocido asegura que es absurdo que lo comparen con Tato Bores. Pero la comparación lo impulsó a escribir un guión dnde el personaje excluyente es su propia vida. Lo ayudaron a concretar el sueño más temido y más deseado Ariel Tarico, el humorista que comparte su programa "El show de la noticia", en FM 100, y Nito Artaza con un consejo producto de la pura experiencia: "Entrás, lo hacés y te vas!".
El hombre que de aquí en más desnudará su vida en cada función tiene un duro aprendizaje sobre sus espaldas. Fue cronista de la legendaria revista "El expreso imaginario", integró el no menos mítico grupo de rock Sumo, llegó a ATC con "Estación musical" y en la década de los 90 compartió con Gerardo Sofovich "La noche del domingo". De allí en más fue parte de veinte programas de radio y televisión, grabó diez discos y escribió siete libros. Se casó tres veces y es padre de cinco hijos. Hace cuarenta años se juró a sí mismo ganarse la vida como showman. Es lo que está haciendo.
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