Un ícono de la cultura popular

Empezó como un personaje secundario, acompañando a Bartolo, el melancólico chofer de tranvía. Apareció en la tira en 1973, presentado por Bartolo. Pero poco a poco, esa especie de pato o pollo, que “no era exactamente un pájaro, pero podía volar”, se ganó el cariño de los lectores y se convirtió en el protagonista de la tira de Caloi.

Clemente encarna las características del argentino, con su pasión por el fútbol y sus estrategias por conquistar mujeres

Su gran protagonismo fue durante el Mundial 78, cuando inició la “guerra de los papelitos”. También estuvo presente en “la hinchada” del Mundial Sudáfrica 2010.

Este bicho es fan de Boca y del seleccionado argentino. También es fanático de las aceitunas. Aunque no son unas aceitunas comunes, sino unas que hablan, se le escapan, y amenazan con suicidarse.

A Clemente y sus múltiples dobles, Caloi le sumó otros personajes a su tradicional tira. Mimí y la Mulatona fueron sus dos mujeres; la primera de ellas es una canaria de crianza, aristócrata. Vive en una jaula, es fina y delicada. Romántica, está muy enamorada de Clemente.

El triángulo amoroso lo completa la Mulatona; ama el ritmo, los vestidos con escotes pronunciados y la diversión. Es de tez morena, pechos prominentes y labios gruesos pintados de rojo.

En la tira también se presenta Clementina, parecida a la Mulatona, pero con menos opulencia corporal. Tiene gruesos labios, lleva trenzas y pañales. Habla en una jerga que molesta a Jacinto, que la llama cheta.

Jacinto es el hijo de Clemente, la versión pequeña. Siempre tiene chupete y está celoso de su hermana. Charla asiduamente con su padre sobre diferentes problemáticas. Clementosaurio es una mezcla de Clemente y un dinosaurio. Es alto, robusto, alargado, amarillo y con rayas negras. Es cariñoso y simpático.

Laura Vázquez, investigadora del Conicet y autora del libro “El oficio de las viñetas. La industria de la historieta argentina”, afirma que “las tiras de Clemente fueron fundamentales para estudiar toda la relación de la cultura de masas y la política, donde se puede leer esa tensión en la década del 70”.

El ejemplo más claro para la especialista es “aquella de `no tirar papelitos` que entabla una discusión donde Clemente contradice la directiva del relator José María Muñoz de no tirar papeles en la calle durante los partidos, allí se expresa el espíritu constestario al decir `tiremos papelitos` y es una crítica velada a la dictadura, una forma de resistencia cultural”.

La autora inscribe a Caloi en la tradición gráfica humorística de Oski, Saul Steinberg y Quino.

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