Aquel martes después de Navidad

Vuelvo sobre este filme dramático y vigoroso aunque con piedad, muy distintivo de la Rumania post-comunista, que merece ser visto. Presta atención al contexto social y ambiental, y a pesar que -según antiguas categorías- podría ser abordado como un “nuevo realismo”, se centra en la subjetividad de sus personajes. No se ensayan razones únicas o dogmáticas. Es un cine que tipifica casi una tendencia “anímica”, con notable grado de desazón, desconcierto e incertidumbre sobre la vida, los afectos y el futuro. “Aquel martes después de Navidad” es un relato de amor en triángulo: esposa, marido y amante. El matrimonio en apariencia funciona de modo regular pero él se enamora de la dentista de su hija púber. No es una “infidelidad” tramposa sino un sentimiento sincero y sin engaños, en que ambos amantes terminan unidos sin poder separarse. El padecimiento radica en anunciarle el abandono a la esposa, hecho dramático para ambos porque también se quieren. El filme, muy bueno, no abre juicio: mira desde lejos con lentitud y largos planos- secuencia cómo evolucionan los sucesos sin que nadie sea “culpable” o desee hacer daño al otro. Acaso una mirada desencantada o cautelosa frente al matrimonio y el amor: tienen un precio: el “dolor”.

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