Una comedia para pasarla bien

Por

Alejandro Castañeda

DIAS DE VINILO, escrita y dirigida por Gabriel Nesci.- Tiene soltura, gracia y simpatía. Otra disfrutable comedia nacional. Es un canto a la amistad, que cruza sobre el tiempo, los fracasos, las traiciones. La vida de cuatro chicos unidos por los juegos y la música. Ya grandes, les cuesta madurar. Vienen de una infancia con mucha indiferencia, violencia y abandono. Y llegan a la madurez cinchando con ese pasado de frustraciones y sabores amargos. Son inseguros, obsesivos, pero también ansiosos y entrañables. No quieren compromisos. Les sobran planes pero les cuesta pisar la tierra. Los sueños han quedado lejos (buena escena la del video), la vida los pone a prueba, pero es la amistad lo que los sostiene y le da sentido a estas existencias tan dubitativas. Y enfrente están ellas: más seguras, más decididas, más despiertas, pero menos sinceras y más interesadas.

La escribió la dirigió Gabriel Nesci, el autor de “Todos contra Juan”, una mini serie que fue como un bálsamo de espontaneidad en medio de una tevé tan estereotipada. Su paso al cine merece saludarse. El filme tiene fallas, claro: es algo exagerada la diferencia entre ellas; suena muy forzado el rechazo del músico ante la linda colombiana. Pero tiene humor, apuntes sabrosos, buenos diálogos, logradas actuaciones (el mejor trabajo en cine de Fernando Mirás), personajes creíbles, sensibilidad y una nostalgia que no empalaga. (****MUY BUENA).

RUBY, LA CHICA DE MIS SUEÑOS, de Jonathan Dayton y Valerie Faris.- ¿El amor esta hecho de imaginación? ¿O es al revés? Algo de esto le pasa a este escritor joven y consagrado que crea la mujer de sus sueños en el papel. Con un poco de magia (el amor lo presupone) logrará que ese ser no sólo se corporice sino que desde la escritura él pueda ir moldeándolo a su antojo. Desde el puro romanticismo el film juega con la idea de esos enamorados que buscan empecinadamente que la chica de sus sueños no dé sorpresas, que sienta y haga lo que él desea. Y la película transita sin tropiezos en los confines del amor posesivo y el amor loco. Ellos son tan distintos que se necesitan: él es tímido, lento, y ella es una chica fresca y radiante. Y su amor crece a la par de ese libro que acompaña la historia y la corrige. Y que muestra las oscilaciones de una pasión que a ratos los exalta y a ratos los derrumba. Y está el afuera (simbolizado por un hermano), que no entiende nunca lo que pasa dentro de ese amor. Interesante, despareja, pero al menos con ideas y búsqueda. La escribió y la protagoniza Zoe Kazan, nieta del gran Elia. Al final, la película vuelve al punto de partida. Es que en el amor -nos dice- siempre se está recomenzando. (*** BUENA).

EL AMOR ES CARO

CACERIA IMPLACABLE, de Morten Tyldum.- Oslo le presta su escenario a otro policial que viene de un lugar donde el crimen parece ser el mejor antídoto para escapar del frío y la monotonía. Esta vez se trata de un hombre que roba por amor: su compañera es tan linda que el tipo sólo delinque para poder darle todos los gustos. Amor costoso, que le dicen. El selecciona ejecutivos pero en sus ratos libres roba cuadros. Todo va bien, pero un día la cosa se complica. Y allí empezará la cosa. Suspenso, sospechas, pistas falsas, persecuciones y una señora que, como todas las lindas, sin querer presiona. Lo de siempre, envuelto en un armado distante, a veces absurdo, pero con algunas ideas que sostienen el interés. El film pivotea sobre el dinero. Es lo que da seguridad, altura (su hermosa compañera le lleva diez centímetros) seguridad, aplomo. El señorito roba los originales pero deja una copia. Como para subrayar el espíritu de una época cada vez más confundida entre lo legítimo y lo falso. ¿Ella lo ama? ¿O es sólo la copia de una pasión oportunista? El tono cínico y sobrador del personaje acaba contagiando de idas y vueltas a este thriller elegante, negro y rebuscado. (*** BUENA)

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