Cómo tratar la rosácea
| 17 de Octubre de 2013 | 00:00

La rosácea es una enfermedad inflamatoria de la piel y en algunos casos de los ojos, de evolución crónica, que afecta principalmente a la cara: frente, nariz, mejillas y mentón de mujeres adultas (de entre 30 y 50 años), de piel clara, quienes la padecen con mayor frecuencia que los hombres (alrededor del 70 % de quienes la sufren son de sexo femenino).
Se caracteriza por episodios transitorios de enrojecimiento y dilataciones de los vasos sanguíneos que luego se hacen persistentes y, en forma episódica, por brotes de lesiones inflamatorias sobre la piel enrojecida. En los casos más severos se desarrollan “fimas” que son el aumento de la consistencia y el engrosamiento de los tejidos blandos del rostro.
Según explica en doctor Mario Marini, profesor titular consulto de la cátedra de Dermatología de la UBA, “la causa de la rosácea aún es desconocida; sin embargo, en los últimos años se ha avanzado en su estudio. Está demostrado que en ella existe una actividad exagerada del sistema inmune innato de la piel, que normalmente cumple la función de ser el primer mecanismo de defensa frente a las agresiones. En las personas predispuestas, la activación de este mecanismo es responsable de la aparición de las lesiones que caracterizan a la enfermedad. Este es el fundamento del uso de medicamentos con efecto antinflamatorio para su tratamiento. Por otra parte, no se ha probado que las bacterias tengan algo que ver en su aparición, por lo que no se recomiendan tratamientos con efecto antibiótico”.
TRATAMIENTO
“Si bien la rosácea no se cura, se controla. Primeramente, es conveniente tomar medidas generales no farmacológicas, como: evitar factores desencadenantes (fuentes de calor, bebidas alcohólicas, alimentos picantes, fármacos vasodilatadores, estrés, etc.), descongestivos locales: compresas con descongestivos (ej. manzanilla), geles refrescantes y la protección solar”, dice el médico.
“Para las lesiones vasculares persistentes se puede indicar, con buenos resultados, luz pulsada intensa o ciertos láseres. La elección del tratamiento depende del tipo de rosácea y del paciente, por lo que siempre se debe consultar con el dermatólogo”, finaliza Marini.
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