Theodore Roosevelt en La Plata: hace cien años, una visita que hizo historia

El ex presidente de los EE UU llegó a la Ciudad atraído por la obra del científico Florentino Ameghino y para conocer el Museo local

FUE EL 14 DE NOVIEMBRE DE 1913 CUANDO, JUNTO A SUS HIJOS, THEODORE ROOSEVELT VISITÓ NUESTRA CIUDAD

Mucho tiempo antes de convertirse en un muñeco de cera que cobra vida en la película “Una noche en el Museo”, el ex presidente de los Estados Unidos y premio Nobel de la Paz Theodore Roosevelt, pasó una tarde en otro Museo: el de Ciencias Naturales de La Plata.

Su llegada al país ganó la tapa de todos los diarios. Hacia 1913, el año de la visita, la vida de Roosevelt atravesaba un momento complejo: tras ser presidente de EE.UU. por dos períodos y ser considerado como uno de los mandatarios más populares de su país, intentó un tercer mandato pero las urnas le dieron la espalda. Decidió entonces viajar por el mundo y dedicarse de lleno a otra de sus grandes pasiones: la naturaleza.

Viajó a Africa, de donde se llevó una enorme colección de animales. Pasó por Brasil, donde recorrió ríos amazónicos (uno de los cuales fue bautizado con su nombre (el río Teodoro). Y llegó a la Argentina, a donde la obra del paleontólogo e investigador Florentino Ameghino era lo que más le llamaba la atención.

Ameghino había muerto en La Plata apenas dos años antes, en 1911, justo cuando su trabajo había comenzado a cobrar trascendencia internacional y en una época donde el propio Zoológico platense y el Museo local organizaban excursiones a la Patagonia con fines antropológicos.

EN LA PLATA

La visita de Roosevelt a La Plata estuvo signada por el mal tiempo. Aquel 14 de noviembre de 1913 un viento fuertísimo y una lluvia torrencial recibieron al ex presidente en la estación de tren local, poco antes de las once de la mañana, pero no impidieron que el recibimiento sea un espectáculo fastuoso. Es que a pesar del mal tiempo, unas 500 personas esperaron al ex presidente en el andén, además de la comitiva oficial de recepción y la banda de música de los Bomberos de La Plata, que tocó dianas para saludarlo.

Aunque su idea principal era conocer el Museo, el Observatorio y la tumba de Ameghino, el ex presidente y sus hijos Margarita y Kermit, que lo acompañaron en su viaje por el país, fueron llevados primero a la Gobernación, donde se les brindó una recepción oficial.

Una vez en el Museo local, cuenta la crónica del diario EL DIA de la época, la visita fue lenta y detallada, y en ningún momento el ex mandatario ocultó el asombro que le causaban las colecciones tanto de Ameghino como del director del lugar, Francisco Pascasio Moreno.

Roosevelt recorrió cada una de las salas, especialmente la de paleontología y la de arqueología, donde firmó junto a sus hijos el libro de visitantes. Luego pasaron por el Observatorio y, por culpa del mal tiempo, que dejó intransitable el camino de tierra al cementerio platense, el ex presidente tuvo que resignarse a no poder conocer la tumba de su admirado Ameghino, uno de los sueños con los que llegó a nuestro país.

Luego de expresar su admiración por la obra paleontológica que se conservaba en la ciudad, Roosevelt fue escoltado por una comitiva que lo llevó en coche a recorrer algunos edificios platenses, como el Palacio Municipal y la Legislatura. El trayecto a la estación de trenes para emprender el regreso a la capital se hizo por diagonal 80, en medio del gentío que salió a despedirlo. Eran las cinco de la tarde del 14 de noviembre de 1913. Era el final de una visita que quedó marcada para siempre en la historia de la Ciudad.

Aventurero
Además de ser el vigésimo sexto presidente de los Estados Unidos, Theodore Roosevelt fue un naturalista, una figura polifacética y, como buen amante de la caza, un hombre de acción, aficionado a emprender aventuras por distintas regiones del mundo

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