Se fugó de La Plata hace tres semanas y apareció asesinado

Fue uno de los dos presos que huyeron levantando el chapón de un móvil, en pleno traslado a la Unidad 9

EL 30 DE OCTUBRE, DOS PRESOS APROVECHARON QUE ESTE VEHÍCULO QUE LOS LLEVABA A LA UNIDAD 9 GOLPEÓ CONTRA UN ÁRBOL EN 11 Y 77, LEVANTARON EL CHAPÓN Y ESCAPARON. NO LOS ENCONTRARON

Hace apenas 21 días fue uno de los dos protagonistas de una insólita fuga carcelaria en La Plata. Su nombre vuelve a saltar ahora a la crónica roja, pero no porque lo hayan recapturado: lo encontraron asesinado de un disparo, en el partido bonaerense de La Matanza.

No se sabe si se trató de un ajuste de cuentas, una cuestión personal o que alguien al que intentó asaltar se resistió a tiros. Lo concreto es que Pablo Sebastián Gorra Penayo -de él se trata- está muerto. Y que estaba en la misma zona a la que se presumía que había fugado, ya que de allí era oriundo.

a quemarropa

El cadáver de Gorra Penayo fue hallado alrededor de las 3 de la mañana del lunes pasado, después de que un vecino llamó al 911 para denunciar que había un hombre muerto dentro de un automóvil Volkswagen Gol que estaba estacionado cerca de la llamada “Villa Puerta de Hierro”, en la localidad de San Alberto.

El cadáver presentaba un tiro en el pecho y no portaba ninguna identificación personal.

Tras los estudios de rutina, recién ayer a la mañana pudieron acreditar que se trataba de Gorra Penayo, uno de los dos internos que el 30 de octubre pasado se fugaron durante un traslado a la Unidad 9 de La Plata.

Comunicaron entonces la novedad al Servicio Penitenciario Bonaerense (SPB) y a las autoridades judiciales que investigaban la evasión. Al mismo tiempo, comenzó la pesquisa para esclarecer el homicidio.

Los presos del chapon

Gorra Penayo escapó junto a otro preso cuando los llevaban al penal ubicado en 76 entre 9 y 10. Hasta ese momento había estado alojado en la Unidad 38, en el marco de una causa por “robo agravado” que tramitaba en los tribunales de San Isidro.

En el móvil iban 16 internos y un par de guardias. En 11 y 77 el vehículo golpeó contra un árbol, aparentemente después de esquivar a un perrito, y tanto Gorra Penayo como otro detenido, identificado como Jorge Luis Luna Coria, aprovecharon la ocasión. Arrancaron dos asientos traseros, pasaron a la baulera y levantaron un chapón del piso. De ahí saltaron a la calle, maniobra que algunos vecinos advirtieron antes que los penitenciarios.

Conscientes de que corriendo no iban a llegar lejos, en 77 entre 11 y 12 los prófugos sorprendieron a Jorge Luppi, un hombre de 84 años que en ese preciso instante llegaba a su casa en su camioneta Chery Tiggo blanca.

Lo empujaron y le pegaron un golpe antes de escapar a toda velocidad. Un rato después, y cuando toda la Policía estaba ya tras sus pasos, la Chery apareció abandonada en el acceso a un asentamiento de 86 entre 12 y 13, con la trompa destrozada. Los evadidos ya no estaban.

Desde un primer momento los investigadores especularon con que los prófugos habían emprendido la fuga a La Matanza, por lo que el área de inteligencia del SPB enfocó hacia allá la búsqueda.

Aunque evidentemente fue infructuosa, la pista no estuvo errada.

La insólita fuga ocurrió en medio de la seguidilla que tuvo como escenarios penales y comisarías de todo el país. Y pasó seis días antes de que otros dos presos se esfumaran de una cárcel de la Ciudad (la 26, de Olmos), en un remís.

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