Raúl Ernesto Núñez

El fallecimiento de Raúl Ernesto Núñez, un abogado de extensa trayectoria en la Ciudad, causó numerosas muestras de pesar entre quienes lo conocieron y apreciaron por sus dotes intelectuales y sus valores humanitarios.

Había nacido el 16 de junio de 1945 en Comodoro Rivadavia, Chubut, en el seno del hogar conformado por Rosa Adelina Fiore y Eloy y creció junto a su hermano Tito.

Al terminar sus estudios secundarios, llegó a La Plata para iniciar la carrera de Derecho en la Universidad Católica. Se radicó en Los Hornos y comenzó a trabajar en el Banco Comercial.

Años más tarde, al obtener su título de abogado, se desempeñó como jefe de personal en el banco Alas y fue asesor legal del Banco Francés. Además, montó su estudio en la zona de 13 y 48 para ejercer su profesión de manera independiente; primero se dedicó al derecho laboral y en los últimos años, al ámbito civil y comercial. Todo lo hizo de manera apasionada y con una gran vocación.

Su manera intensa de trabajar sólo encontró un freno hace cuatro años, cuando se enfermó. Sin embargo, aún no se había jubilado.

En el plano de los afectos, consolidó su familia junto a Silvia Vexina, con quien se casó el 25 de noviembre de 1977. De la unión nacieron sus tres hijas, Laura Celeste, Ana Julia y Jorgelina. A ellas se entregó por completo para que no les faltara nada.

También tuvo la alegría de convertirse en abuelo de Ignacio y Felipe, quienes lo colmaron de amor y le regalaron algunas de sus horas más felices.

Calificado como un excelente padre y esposo, también fue un hijo que se dedicó amorosamente al cuidado de sus padres hasta que fallecieron.

Durante tres décadas vivió en la zona de 7 y 58, pero luego junto a su esposa decidió mudarse a 528 y 9 para encontrar un ámbito de mayor tranquilidad.

En su tiempo libre le gustaba jugar al paddle y correr por el Bosque junto a un grupo de amigos. También fue miembro del Rotary Club y, en el plano deportivo, fue simpatizante de Boca Junior.

Cada semana tenía una cita ineludible con sus amigos. Con algunos se reunía a cenar los miércoles y con otros, se encontraba los jueves. En esos ámbitos ponía de relieve su gusto por la conversación en un clima de camaradería y respeto.

En los últimos tres años también se reunió de manera periódica con sus compañeros de la primaria y de la secundaria.

También le gustaba leer, ir al cine, debatir temas de política, asistir a recitales junto a sus hijas y veranear en Mar del Plata donde además se encontraba con un nutrido grupo de amigos.

Con su forma de ser abierta, solidaria y respetuosa, se ganó el afecto de quienes tuvieron la oportunidad de conocerlo. Ellos, sin lugar a dudas, lo recordarán como un hombre de bien.

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