Woody Allen: estreno sobre la felicidad
| 19 de Mayo de 2013 | 00:00

Por Amilcar Moretti
“Conocerás al hombre de tus sueños”, hoy a las 22, es el estreno destacable de estos días, según aprecié en este lugar (ver edición “EL DIA, miércoles 15). La mayor parte de los comentarios en buena parte del mundo coincide en dos asuntos sobre esta película del 2010 de Woody Allen, rodada en Londres: 1) el cineasta viene en baja (originalidad creativa) desde hace más de una década, lo cual ya no es novedad para casi nadie. Igual tiene sus seguidores. 2) La “conclusión” de la película sería coherente e intensificada por los años con el pensamiento alleniano: para suponerse feliz el humano bien debe ser un bobo que “no se da cuenta” (¿de qué? No se da cuenta de nada, de la (o su) existencia en especial). O bien alguien que pone todo en buscar que eso que llaman “felicidad” para, al final, sufrir frustración y desilusión una tras otra, y, con suerte, tomar conciencia y aceptar la idea de que lo máximo a lograr es un soportable malestar y disconformidad neurótica que lo torna consciente de sus limitaciones y de sus pequeños logros (si los tiene).
No sé si el dilema de la existencia del humano es ése. Es probable que sí, pero no estoy seguro. El hombre, en cualquier caso, lo intenta una y otra vez, y lo ha hecho a través de miles de años, aún considerando al concepto de “felicidad” con contenidos y sentidos diferentes que nada tienen que ver con lo que el común cree hoy que es tal estado. Para Diógenes, el griego, o Séneca, el español-romano, eso de la “felicidad” (por decirlo así) en nada se parece a las nociones que supongo manejan el alcalde Macri o el sindicalista Moyano, argentinos. (No hace falta ser filósofo para reflexionar o sentir la “felicidad”. Palito Ortega, compositor y cantante también argentino, por ejemplo, lo hizo a su manera en una vieja canción). No debe entenderse esto como una encubierta observación política: yo mismo no sé si existe eso de la “felicidad” que se abliga a sí misma a asegurar la Constitución de EE.UU., en vano, claro. Me parece más discreto desear y hablar sobre cierto moderado y tibio ánimo de bienestar y serenidad sin noción de tiempo, con deseo intacto pero en contemplación.
Comedia: sonrisa amarga
El sitio FilmAffinity reproduce un comentario asignado al diario “La Nueva España”, ampliatorio: “¿Sólo los idiotas pueden ser felices? El resto de personajes, desde luego, no lo es. El hombre que se desploma sobre la vejez e intenta engañarse fingiendo ser aún atractivo y seductor (aunque sea a costa de ser engañado por una poderosa afrodita de baja estofa…), la mujer casada que se equivoca en el porqué de las atracciones o el escritor fracasado que no duda en saltarse la ley para usurpar una gloria que le esquiva tienen todos los ingredientes que desde siempre han distinguido a los personajes más atormentados de Allen: quebrantos en carne viva.”
Agrega: “El director lo sirve todo en bandeja de plata, sin hacer chistes fáciles ni recurrir a grandes aspavientos visuales. No siendo una película que ambicione la originalidad, hay que agradecer al creador de Manhattan que se deje llevar por el placer de crear unos buenos personajes, vistos desde una ventana indiscreta que permite acceder a sus pequeñas miserias con una sonrisa comprensiva, y que por momentos se hiela en los labios. Incluso todas aquellas figuras que podrían servir como excusa para la broma de turno (la novia prostituta) tienen la ocasión de mostrar una humanidad que les protege del estereotipo.”
“Conocerás al hombre de tus sueños”, Cinemax a las 22.
Las noticias locales nunca fueron tan importantes
SUSCRIBITE