¿Alguien dispuesto a ver desnuda a la diosa verdad?

Por AMÍLCAR MORETTI

Tres estrenos, en estos días. Esta noche una buena película sueca, “Play”, del 2010. Con una mirada distinta a las convencionales y binarias (represión autoritaria-garantismo idealizado), aborda el “bulling” (violencia de grupos contra el par débil de la comunidad), una cuestión cultural-social que se ha expandido a gran parte del mundo que reclama respuestas nuevas.

La segunda va el lunes próximo, también en horario central de la noche: “All Good Things”, del 2010, que no es sólo lo que podría hacer suponer, una simple película de suspenso ambientada en Nueva York en los años 80, sino una forma de indagar sobre las conflictividades y tensiones subterráneas sobre la planicie del confort cotidiano. Una bomba de tiempo a la espera de que algo –azaroso, buscado- confluya para disparar el brote en estallido.

La tercera no es menos crítica, “World’s Greatest Dad”, del 2009, con Robin Williams. Se verá el martes 14, a las 19,30, un horario no previsible para las novedades serias. Un escritor en el comienzo de su madurez tardía y también del reconocimiento de su fracaso literario, opta por simular el suicidio de su hijo que, en realidad, ha muerto accidentalmente en su habitación durante la práctica de un procedimiento sobreestimulado de autoerotismo.

Maltrato al debil

Rubén Östlund (1974), cineasta sueco de las nuevas generaciones ya en plena actividad, muestra en su tercer largometraje, “Play”, el problema cultural del llamado “bulling”, que puede ser físico o psicológico, material y virtual-digital, y que consiste en el maltrato y humillación sistemática de un grupo o un individuo percibidos real o imaginariamente más fuertes en su acción contra el más débil, a veces elegido al azar. “Play” aporta una mirada diferente y no propone soluciones sino algo mejor: invita a buscar nuevos abordajes y regulaciones sobre una situación ya generalizada en buena parte del mundo y que no tiene que ver con respuestas punitivas clasistas o racistas.

Algunos críticos se han preguntado “¿es la sueca “Play” una película racista?” Sucede que los victimarios son chicos inmigrantes de Africa en la capital blanca y rubia de Suecia. Otros, se preguntaron: “¿es una película “comunista”?”- Sucede que el filme no levanta juicio drástrico contra la inmigración de países pobres. Para Östlund, quien casi “no interviene” y mantiene durante dos horas la cámara fija en largas secuencias para que el espectador observe y “no escape” de las escenas duras, la actitud correcta es dar un registro “neutro”, sin sesgos para un lado o para otro. Muestra que el tema es complejísimo al señalar, entre otros aspectos, que la sociedad sueca –al contrario de la de Estados Unidos- no es guerrera ni está preparada para vivir situaciones de violencia. Su democracia ha penetrado en ellos de tal forma que, en su siempre reprochada “frialdad” relacional, no ocupa mucho lugar la violencia ni la agresividad, lo que habla de bien de ellos.

Hoy por I-Sat a las 22

¿Todas las cosas buenas?

Andrew Jarecki, cineasta norteamericano, impresionó hace unos años con su documental “Capturando a los Freidmans”, sobre el caso real de una familia “en armonía” en torno a la cuestión de la pederastia. Jarecki, muy reconocido en el Festival Sundance, plantea cuestiones ríspidas: en “Friedmans” no justifica ni legitima ningún delito o psicopatía o ruptura de tabúes sexuales. Nada eso. Solo muestra, registra. Para el espectador “normal”, en estupor, ese mundo de unida familia norteamericana que muestra es un universo de locos que ha logrado vivir en “equilibrio” sin darse cuenta de nada. ¿Falla algo grave en la cultura de la “democracia” a veces propuesta como modelo?

“All Good Things”, del 2010, que se estrena el lunes 13 a las 22, recibió más de quince distinciones en festivales internacionales. Con Kirsten Dunst y Ryan Gosling, estupendos, y el siempre superior –y desaprovechado- Frank Langella, el realizador Jarecki –también músico destacado- cuenta una historia real ocurrida en los años 80 en Nueva York: el hijo de un magnate se casa con una chica de clase obrera. La familia rica la absorbe y de a poco se advierten rasgos inquietantes en los miembros de ese grupo de alta burguesía, de trayectoria oscura y celebrada desde fines del siglo XIX. La muchacha desaparece y todo se convierte en un filme de suspenso y horror (no mostrado), en un contexto social cercano a un pozo de excremento que el filme no muestra y que el espectador común, como el jurado real que analizó el caso, parece preferir ignorar.

“All Good Things” tiene sus momentos dispares y por momentos parece que se dispersa, pero vale la pena.

Lunes 13, I-Sat a las 22.

Un buen padre

¿Un buen padre y un mal escritor? Comedia negra, negrísima sobre otro sustrato excrementicio que los norteamericanos se animan a revelar (de costado) dentro de su propia cultura, tan admirada por muchos. Robin Williams, en una actuación estupenda, se da el gusto de mostrarse como un tipo común de tal perversidad que asusta y a la vez pasar desapercibido. Su personaje es desagradable y, sin embargo, se gana la simpatía del espectador. Su hijo ha muerto en un accidente sexual solitario. Él viene mal en su tarea de escritor. La comunidad se centra en el colegio en que Williams se gana la vida como mediocre docente.

Declara que su hijo se ha suicidado: “es mejor el suicidio que un accidente por sexualidad “drástica”? ¿Sobrevive ese padre a la patraña? Sí, además comienza a irle mejor en su éxito y fama como escritor. Del humor negrísimo se pasa a un desenlace casi demoledor, sin esperanza de verdad, nunca. El filme es irregular, en cambio su información es de primera fuente, valiosa.

Martes 14 por MGM a las 19,30.

Las noticias locales nunca fueron tan importantes
SUSCRIBITE