Regreso a un escenario devastado

Vecinos de los edificios linderos al complejo destruido por la explosión del último martes, comenzaron ayer a reingresar a sus hogares para retirar efectos personales livianos.

“Entré a acompañar a mi padre. La verdad, fue una conmoción para él que vive aquí con mi mamá: su balcón destruido, las paredes rajadas. No pueden volver a vivir en ese lugar hasta que sea reparado”, dijo Mariela Salatín, hija de Néstor y Margarita, ambos de 68 años, moradores del 7º A de Balcarce 208.

La mujer y su padre retiraron documentos, remedios, ropa y algunos otros elementos, mientras, en el lugar se sucedían escenas de angustia y dolor de vecinos después de ver el estado en que quedaron sus viviendas.

Salatín alojó a sus padres provisoriamente en su propia casa. Cuando ocurrió la explosión, su papá había ido de compras y su mamá, que tiene problemas de salud, estaba sola en el departamento.

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