Desde el bidón al inyectable para fertilizar

Desde que las mujeres voluntarias donan su orina en un bidón hasta transformarse en un inyectable para ser utilizado en tratamientos de fertilización hay un largo tramo de procesos domésticos, industriales y de transporte.

Por día, camiones similares a los que realizan fletes -algunos se han modernizado- recogen miles de bidones con pis y los llevan al Partido bonaerense de San Martín. Allí hay una planta industrial en la que se fracciona la orina para entregarla como materia prima.

Luego el proceso se traslada a Saavedra, donde está el Instituto en el que la orina pasa a ser una droga contra la infertilidad.

Se producen gonadotrofinas denominadas menotrofina y hormona folículo estimulante (FSH). También una pequeña producción de gonadotrofina coriónica humana (HCG), todos productos para tratar la infertilidad humana.

El siguiente paso implica saltar la frontera nacional, donde se inyecta la droga, que puede producir el milagroso momento que puede experimentar una mujer: la concepción de un hijo que demora en llegar.

QUE SON LAS GONADOTROFINAS

Lo que se extrae de la orina donada por las vecinas es la gonadotrofina, hormonas producidas naturalmente por hombres y mujeres y función es la de estimular las gónadas, ovarios y testículos.

Según explican especialistas médicos, en la “mujer que entra en la menopausia, el ovario se vuelve refractario a su acción, por lo que la producción de las hormonas que pueden servir para inyectables fertilizantes se incrementan”. Por esta razón se pide que la mujer que done la orina esté en el proceso menopáusico.

También se explicó que las gonadotrofinas se pueden conseguir de manera artificial, ya que se ha podido sintetizar estas hormonas por ingeniería genética, lo que resulta un producto de máxima pureza y de mayor costo.

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