“Burnout”: a fin de año estalla el síndrome de la cabeza quemada
| 5 de Noviembre de 2014 | 00:00

Por lo general, el trastorno es consecuencia de un estrés laboral crónico y se caracteriza por un estado de agotamiento emocional, una actitud distante frente al trabajo y, sobre todo, una sensación de ineficacia y frustración permanente.
“Es una reacción que aparece como respuesta a un estrés laboral prolongado”, define el psiquiatra local Ernesto Dabone, quien detalla además que “en los últimos años este desgaste físico y mental se hizo popular como el ‘síndrome del quemado’ y casi siempre estuvo asociado a las personas que trabajan en un hospital, pero las exigencias laborales y el ritmo de vida de estos tiempos hizo que se corrieran los límites del trastorno y hoy puedan identificarse con Burnout tanto quienes trabajan en una guardia hospitalaria como una docente con varios alumnos a cargo”.
Producto de una situación de estrés laboral prolongado, el síndrome de Burnout -como lo describe la vasta literatura médica sobre el tema- aparece puntualmente cuando las demandas laborales exceden la capacidad de respuesta de una persona. Y si bien se trata de un cuadro emocional, es muy común que quienes lo sufren experimenten manifestaciones físicas.
Tanto es así que cuando se lo empezó a describir, hace ya más de veinte años, el tipo de síntomas físicos que relataban los afectados (cansancio extremo, dolores corporales generalizados y abulia) hizo pensar que podía tratarse de una virosis. Sin embargo, el hecho de que los parámetros de laboratorio les dieran normales, obligó a extremar los estudios psíquicos e indagar más en los antecedentes sociales y laborales de esos pacientes.
Entre los síntomas más comunes de este mal, al margen del malestar y el cansancio a la hora de encarar una actividad, Dabone precisa que pueden manifestarse palpitaciones, taquicardia, pinchazos en el pecho, aumento de la tensión arterial, dolores musculares, contracturas, dolores de cabeza, tensión permanente y cambios emocionales abruptos.
“De todos modos -aclara el especialista- hay una consenso general en que las personas más proclives a padecerlo siguen siendo aquellas que atienden y cuidan a pacientes en riesgo”. Porque, como apunta el psiquiatra, si bien el Burnout suele observarse en diversas profesiones que requieren actitud de cuidado hacia el otro e implican altos riesgos, “en ninguna se presenta de manera tan contundente como entre médicos y enfermeros”.
Un estudio publicado en Archives of Internal Medicine y difundido el año pasado, determinó que la prevalencia de este síndrome es del 45,4% entre los profesionales de la salud. La investigación, que confirma así un dato observado en otros estudios sobre el tema, revela que los especialistas más expuestos a sufrir Burnout serían los emergentólogos, los clínicos y los médicos de familia. Y muestra además que este cuadro aumenta de manera significativa no sólo el riesgo de sufrir depresiones sino también el de cometer una mala praxis profesional.
Si bien muchos pueden trabajar a disgusto o sufrir el cansancio típico de esta época del año, no todos padecen Burnout. “Estar un poco cansados de nuestro trabajo cotidiano no nos hace pacientes de este síndrome”, aclaran los expertos, para quienes se debe saber que, al margen de la ansiedad o la depresión que generen las obligaciones diarias, el Burnout se traduce en “un cansancio y una fatiga que no tienen relación con el tipo de trabajo que se realiza”.
Para los médicos no es ninguna sorpresa que en esta época del año mucha gente se enferme o experimente un recrudecimiento de enfermedades existentes. El estrés, dicen, recrudece siempre a fin de año
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