Importante aporte desde la Universidad a necesidades insatisfechas de la población

En los últimos años la creciente presencia de universitarios platenses en programas y talleres de apoyo a la comunidad, reflejada en la intervención de docentes y alumnos de distintas unidades académicas que, en síntesis, brindan su aporte para mejorar la calidad de vida de la población, constituye una alternativa novedosa y trascendente, en especial cuando esas iniciativas apuntan a fortalecer el nivel educativo o resolver carencias que atraviesan familias de escasos recursos.

En este sentido, corresponde valorar la decisión de brindar apoyo escolar a más de cien chicos de la periferia platense, de entre 5 y 16 años de edad, en cursos de matemática organizados por la secretaría de Extensión Universitaria de la facultad de Ciencias Económicas de la UNLP, que se ofrecen en centros ubicados en Abasto, Olmos y Villa Castells.

Según detallaron las autoridades de la Secretaría, el objetivo central de los talleres es vincular a los chicos y jóvenes de barrios aledaños a la Ciudad con las aplicaciones concretas que las nociones y operaciones matemáticas básicas tienen en el mundo de todos los días y, al mismo tiempo, motivarlos en su relación con el estudio y la importancia que tiene en la vida presente y futura de cada uno. Asimismo, se ejercita a los chicos para que aprendan los valores tangibles y la utilización del dinero, de modo de que se acostumbren a las prácticas habituales realizadas en los hogares.

De sobra se conoce la crisis que atraviesa el sistema educativo en nuestro país, condicionado como nunca antes por factores negativos y por una suerte de marcado desinterés por parte de las clases dirigentes, acerca de lo que implica la deficiente formación de las jóvenes generaciones.

Los crecientes índices de deserción escolar, la crisis de la vivienda y la propagación de asentamientos precarios, la inseguridad y el auge del consumo de drogas desde edades tempranas conforman un conjunto de causas que explican a grandes rasgos un déficit educativo que debiera revertirse en el menor tiempo posible.

De allí que, por lo pronto, corresponda subrayar que, con propuestas de este tipo, la Universidad cumple una de sus misiones esenciales. El desarrollo de alternativas y propuestas innovadoras para responder a las demandas y problemáticas sociales es una de las tareas básicas de la extensión universitaria. Y el programa al que aquí se hace referencia es, en ese sentido, un modelo para valorar.

No es la primera vez que en esta columna se valoran acciones de la Universidad, como por caso las que se han venido desarrollando para el mejoramiento de la producción de hortalizas y de otros tipos de alimentos, así como las tareas investigativas desplegadas para mejorar las técnicas del transporte de pasajeros, entre muchas otras.

Está de más aludir a la importancia de un programa que apunta a mejorar un declinante nivel formativo y educativo de los jóvenes. La capacidad académica de la Universidad local podrá, por consiguiente, aportar soluciones trascendentes para un fenómeno que, como el de la educación, se ve insólitamente relegado, en perjuicio de la mejor enseñanza que las escuelas debieran impartir.

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