Asalto y sospecha en un kiosco de barrio Norte

EL LOCAL ASALTADO POR MOTOCHORROS

A primera vista se trató de un robo típico de motochorros: breve, bajo amenazas constantes y con el objetivo único de llevarse la caja. Pero para que sea más llamativo, estuvo también el ingrediente de una mujer que habría dejado todo listo para que los delincuentes tuvieran la puerta abierta.

A las 22 del jueves, el dueño de un kiosco de 6 y 41 estaba a punto de cerrar. Pero hubo tres personas que le ganaron de mano.

La primera fue una cliente que llegó para comprar un pancho.

“A ella le abrí, porque era mujer y no me llamó la atención para mal. Cuando se fue, dejó la puerta arrimada, pero no cerrada. Al minuto llegaron los dos ladrones y tenían todo para meterse”, contó Carlos (47), el dueño del local, que ya sufrió otros dos robos en el año.

Los asaltantes, de entre 14 y 16 años, cara descubierta y con un arma en mano, lo increparon a él, a su madre y a un técnico que trabajaba allí.

Casi les sacan las pertenencias a todos, pero al final sólo eligieron vaciar la registradora.

En un minuto el robo había terminado, con los ladrones huyendo hacia 40.

De a poco, las víctimas relacionaron que la clienta que dejó la puerta abierta podría haber sido cómplice de los motochorros.

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