Dos casos y sus puntos de contacto

La desaparición del financista Damián Stefanini, de la que ayer se cumplieron justamente dos meses, sigue siendo un misterio que guarda extrañas similitudes con el caso de Mariano Benedit. Las dudas abiertas por aquella historia volvieron a plantearse con la del asesor financiero, aunque por ahora tengan desenlaces distintos.

Jóvenes, atractivos, en apariencia felizmente casados, padres recientes y ligados al mundo de las finanzas, ninguna de las dos víctimas se presentaba como un blanco móvil. Aquellos tres amigos que en agosto de 2008 terminaron masacrados a tiros en General Rodríguez, tampoco.

Stefanini, de 45 años, casado y con una hija de seis meses, desapareció el 17 de octubre pasado en la ciudad de Florida (Vicente López), cuando supuestamente iba a trabajar en un auto Audi S4 blindado.

Este coche apareció a una cuadra de la oficina de su contador, en Florida, con las chequeras del empresario y una tablet. Todo a plena luz del día, en un lugar donde las cámaras abundan. Debajo del asiento del conductor fue encontrada la billetera con el registro de conducir y el DNI de Stefanini. La sospecha más fuerte es que su caso está relacionado con una deuda millonaria que tenía con un financista.

El empresario le cambió cheques a personas que justamente estuvieron mencionadas en la causa por aquel triple crimen de General Rodríguez, que tuvo como víctimas a Sebastián Forza (34), Damián Ferrón (37) y Leopoldo Bina (35).

En los últimos años Argentina se ha vuelto tierra fértil de organizaciones delictivas que se sienten cómodas haciendo negocios y no dudan en quitar del medio a cualquiera que ponga en riesgo eso, o sus ganancias.