El Papa jugó un papel clave para acercar a ambos países

Los presidentes agradecieron la mediación de Francisco que hizo posible el acuerdo para restablecer relaciones

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El papa Francisco logró tender un histórico y decisivo puente de comunicación internacional en un conflicto enquistado, y sirvió de testigo de buena fe para que Washington y La Habana vencieran en 18 meses su desconfianza recíproca y anunciaran que retomarán relaciones diplomáticas tras 53 años.

Meses de discreta diplomacia vaticana -con la cooperación de un tercer Estado, Canadá, donde hubo encuentros bilaterales de delegaciones- le dieron al Santo Padre un reconocimiento justo en el día de su cumpleaños 78.

El papa Francisco se limitó tras conocerse la noticia a decir que “se complace vivamente” por ese anuncio del restablecimiento de las relaciones entre EE UU y Cuba “con el fin de superar, por el interés de los respectivos ciudadanos, las dificultades que han marcado su historia”, según indico su portavoz, Federico Lombardi, quien agregó que aún falta que Raúl Castro y Barack Obama se pongan a resolver las “cuestiones humanitarias de común interés, como la situación de algunos detenidos, para dar inicio a una nueva fase de las relaciones entre las dos partes”.

El propio Obama agradeció de manera particular la participación del papa Francisco, “cuyo ejemplo moral nos demuestra la importancia de trabajar por un mundo correcto, sin conformarse por un mundo tal como es”. Expertos describieron como determinante la importancia del pontífice argentino en este proceso debido a la influencia que ejerce sobre los líderes del continente, incluyendo al presidente Raúl Castro y al presidente Obama.

El proceso tuvo un gran impulso cuando Obama visitó a Francisco en marzo, ya que conversaron sobre Cuba durante buena parte de la hora que duró la audiencia. Los negociadores estadounidenses se sorprendieron ante la inusual carta personal que el Papa envió a Obama tras su encuentro, solicitándole la reanudación de relaciones y abogando por la libertad de tres espías cubanos encarcelados en prisiones estadounidenses. Francisco envió también una misiva similar al mandatario cubano, abogando por la liberación de Gross.

La Iglesia católica ya había intervenido previamente ante las autoridades cubanas para lograr la liberación de decenas de prisioneros políticos arrestados en 2003 durante lo que se conoció la “Primavera Negra”.

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