Se volvió a fugar un menor acusado por dos crímenes

Fue el sábado a la madrugada. No se sabe cómo hizo

EL INSTITUTO DONDE SE ENCONTRABA RECLUIDO EL MENOR DE 17 AÑOS ESTÁ UBICADO EN ABASTO, SOBRE LA AVENIDA 520 Y RUTA 2

Con apenas 17 años, el protagonista de esta crónica tiene una cargada historia de violencia sobre sus espaldas.

Empezó a los 14 cuando lo vincularon con el crimen de un gomero en Tolosa, pero como era inimputable estuvo alojado en un centro especializado, hasta que en octubre de 2013 salió en libertad.

Sin embargo, en diciembre de ese año lo acusaron de matar de cinco tiros a otro hombre en La Favela.

Aquella noche el pibe recibió seis disparos (tres en las rodillas y el resto en el abdomen) y se salvó de milagro.

Con estos antecedentes -sumados a otros igual de peligrosos, aunque menos graves- el fuero de Responsabilidad Penal Juvenil dispuso que fuera derivado a un instituto en 520 y 226, en Abasto.

Es una institución de régimen cerrado, lo que no evitó que el menor en cuestión “desertara” -según los términos de la denuncia-, saltando el alambrado del fondo .

Así lo denunció oportunamente un subdirector de ese instituto, quien se presentó en la comisaría séptima para exponer que “el interno no ejerció ningún tipo de violencia sobre el personal ni la institución”, de la que se fue sin que nadie dijera cómo.

Finalmente, la Policía pudo localizarlo y desde hace un tiempo estaba alojado en el Instituto Nuevo Dique, también en Abasto, sobre la 520 y ruta 2.

Con un juicio abreviado cerrado, por el último homicidio más un robo, de 11 años de prisión, ahora se volvió a fugar.

Ocurrió este sábado a la madrugada y, casualmente, tampoco trascendieron detalles de cómo lo logró. No siquiera se dio aviso del hecho a las autoridades judiciales, según confió una fuente a este diario.

Uno de los casos con los que fue vinculado este menor ocurrió el 9 de diciembre de 2011 en la gomería “El Pampita”, en 520 entre 16 y 17, donde Santiago Aníbal Bagini recibió tres balazos. Desde un principio se descartó la posibilidad de un robo, ya que en el lugar había plata.

Los investigadores establecieron que el agresor llegó al local, enfrentó al gomero y, tras una breve discusión, lo acribilló a tiros. Según esta teoría, víctima y victimario se conocían y que, por alguna cuestión vinculada con esa relación, se produjo la brutal y fatídica agresión. El acusado tenía entonces 14 años, por lo que era un menor no punible.

Para el 22 de diciembre pasado, con 16, su situación cambió y fue llevado ante la Justicia. Aquella madrugada dos hombres dirimieron sus diferencias a tiros en 17 entre 529 y 530.

Marcelo Ledezma (32) recibió cinco disparos (cuatro en el tórax y el restante en una pierna) y murió en el hospital San Roque. Del otro lado, estaba el menor ahora prófugo.

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