El golpe perfecto: llevan pitbull a una veterinaria y la asaltan

El hecho se produjo ayer en 66, 29 y 30. Antes de huir con el botín, maniataron a la dueña del local con un precinto plástico

TRAS EL ASALTO, YANINA ESCOBAR QUEDÓ ENCERRADA EN LA VETERINARIA. TUVO QUE HABLAR CON SU ESPOSO A TRAVÉS DEL VIDRIO

Muchas veces, para no despertar sospechas, los delincuentes apelan a diversas estrategias. Precisamente eso fue lo que sucedió a las seis de la tarde de ayer, en la veterinaria “Ulises”, que funciona en 66 entre 29 y 30.

Allí, en momentos en que llovía tenuemente, ingresaron dos sujetos con un perro marrón de la raza pitbull. Y tras engañar a la propietaria del local, Yanina Escobar (28), le sustrajeron la recaudación y algunas otras pertenencias.

No conformes con eso, antes de darse a la fuga, los asaltantes usaron un precinto plástico para atarle las manos a la joven, que quedó encerrada, porque también se llevaron las llaves del local.

FALSOS SINTOMAS

Cuando este diario llegó a la veterinaria, un rato más tarde de producido el episodio de inseguridad, todavía Escobar permanecía dentro de su comercio a la espera de que alguien de su confianza llegara con otro juego de llaves para liberarla del encierro.

Con su marido sobre la vereda y comunicándose con EL DIA a través del vidrio del frente del comercio, relató cómo fueron esos más de cinco minutos en los que estuvo a merced de los delincuentes.

“Ni bien entraron, me dijeron que el Pitbull había sufrido una intoxicación. Y que por ese motivo tenía diarrea con sangre”, reveló la profesional.

Pero su sorpresa fue absoluta cuando, mientras comenzaba a atender al animal, uno de los ladrones extrajo un arma de fuego y comenzó a reclamarle dinero y otros efectos personales.

En tal sentido, Yanina hizo saber que “me robaron los 200 pesos que había en la caja registradora. Y como ese dinero les resultó insuficiente, me llevaron además mi mochila, una campera y el celular”.

Pero los momentos de angustia no culminaron ahí para la joven veterinaria.

Y dio a conocer al respecto que “en el sector donde está el quirófano me ataron las manos con un precinto plástico. Uno de ellos quería también atarme los pies, pero por suerte decidieron no perder más tiempo y escaparon”.

También consignó que “el mayor de los dos tendría 30 años y era el que le daba las órdenes a su cómplice, de unos 21 años y que no hablaba para nada”.

“Hasta llegó a insultarme, el mayor de los dos. Fue una situación muy fea”, acotó la titular de esta veterinaria.

LA PRIMERA VEZ

Por último, lamentó que “hace apenas dos meses que abrimos con mi esposo este local y ya contamos con el primer robo”.

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