Adiós a la Saeta Rubia
| 8 de Julio de 2014 | 00:00

El deceso del emblema y presidente honorario de la entidad Merengue se produjo en el hospital Gregorio Marañón de la capital española.
Di Stéfano, que obtuvo como jugador cinco títulos de las llamadas Copas de Europa, también condujo a sendos campeonatos a Boca (Nacional 1969) y River (Nacional 1981).
De acuerdo a lo consignado por distintos medios periodísticos españoles, Di Stéfano, quien llegó a Europa en 1953, resultó el “jugador más importante de la historia del conjunto Blanco y uno de los grandes del fútbol mundial”.
De hecho, la FIFA lo designó como uno de los “cinco mejores futbolistas del siglo XX”, junto a Pelé, Diego Maradona, Johan Cruyff y Beckenbauer.
Nació el 4 de julio de 1926 en el barrio porteño de Barracas. Luego se mudó a Flores (en las inmediaciones de Carabobo y Directorio), cuando ya soñaba con ser jugador de fútbol.
A los 18 años, en el torneo de Primera División 1945, debutó oficialmente en River enfrentando a Huracán, con victoria 2-1 en cancha de San Lorenzo. “Socorro, socorro. Ahí viene la Saeta con su propulsión a chorro”, fue el cantito que surgió por esos años, dejando en evidencia la velocidad que mostraba este delantero. Esa característica le valió el apodo de Saeta Rubia.
Volvió a Núñez y empezó a exhibir sus dotes de goleador implacable: 27 festejos en 29 partidos (1947).
De colombia a madrid
En 1949, en plena huelga de futbolistas en Argentina, emigró a Colombia y recaló en el Millonarios de Bogotá, donde jalonó una carrera singular con 90 tantos en 101 partidos (1949-1953). Esas conquistas despertaron el interés de un Real Madrid que enseguida vio cómo ese jugador rubio podía brindarle satisfacciones. La profecía se cumplió.
Di Stéfano debutó como jugador Merengue en setiembre de 1953 contra el Nancy de Francia, en un amistoso. Fue derrota por 4-2, pero el argentino marcó un gol.
Con la llegada de Di Stéfano, Real Madrid consiguió ocho ligas (1953-54, 1954-55, 1956-57, 1957-58, 1960-61, 1961-62, 1962-63, y 1963-64) y una Copa del Generalísimo (1961-62). También obtuvo cinco Copas de Europa consecutivas (desde 1956 a 1960), más una Copa Intercontinental (1960). Esas conquistas le valieron el romance eterno con la entidad madridista.
Su último partido oficial con Real Madrid fue en mayo de 1964, en la caída 1-3 ante Inter por la final de la Copa de Europa.
También vistió la camiseta del Espanyol de Barcelona por dos temporadas (1964-1966) para dar paso a su carrera como entrenador.
Precisamente, como director técnico, logró su primer título en la Argentina, cuando condujo al Boca campeón del Nacional 1969, tras ese recordado empate 2-2 en el estadio Monumental que permitió la consagración de un equipo xeneize en donde brillaban el peruano Julio Meléndez, Silvio Marzolini y Norberto Madurga, entre otros.
Tuvo otro paso como técnico en la Argentina y también fue exitoso. En 1981 y para suplir la salida de otro prócer riverplatense como Angel Labruna, el presidente de aquel entonces, Aragón Cabrera, lo contrató para que se siente al banco y conduzca a un elenco repleto de figuras. Al nuevo director técnico, conocido por su fuerte temperamento y por su figura de “cascarrabias”, no le tembló el pulso para dejar en el banco al crack de ese entonces, Norberto Alonso.
Di Stéfano postergó al 10 millonario por excelencia y le dio esa camiseta a una gloria del fútbol argentino como Mario Kempes (campeón el mundo en 1978), quien se erigió en figura en el título del Nacional 1981, tras aquella recordada final con Ferro (1-0 tanto en Núñez como en Caballito).
Tuvo un nuevo paso por Boca como técnico, no tan exitoso en esta ocasión (1985), y se retiró del oficio de entrenador en 1991, al frente de su querido Real Madrid.
Di Stéfano se quedó en España y no se fue más. En noviembre de 2000 fue designado presidente honorario del Real Madrid.
En diciembre de 2005 sufrió un ataque al corazón del que se repuso en Valencia.
En mayo de 2006, la entidad merengue inauguró el estadio en el que su filial, el Real Madrid Castilla, disputa sus encuentros, y decidió por unanimidad denominarlo con su nombre.
Cuando se le consultaba respecto de quién, a su juicio, resultó el mejor jugador de todos los tiempos, Di Stéfano sentenciaba a quien quisiera escucharlo: “(Juan Carlos) Muñoz, (José Manuel) Moreno, (Adolfo) Pedernera, (Angel) Labruna y (Félix) Loustau. Elija el que usted guste”, en referencia a los cinco integrantes de la histórica Máquina de River.
Durante su paso por el Real Madrid ganó cinco Champions League en forma consecutiva, récord hoy en día
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