Crece el debate sobre el consumo interno

El Gobierno vuelve a apostar a impulsar la demanda, pero desde distintos sectores afirman que eso sólo incentiva la inflación

La presidenta Cristina Fernández de Kirchner fue terminante durante la semana en afirmar que “hay que ahorrar en cosas que se tocan y que se ven, lo demás es cuento chino”.

Semejante afirmación hecha en el momento de lanzar el programa Ahora 12, que permitirá financiar en cuotas hasta 12 meses la compra de muebles, motos, electrodomésticos y otros distintos tipos de bienes y cuando se está en plena negociación con las terminales automotrices del programa Procreautos, no es ni más ni menos que una reafirmación del Gobierno de la tendencia a lubricar la demanda con financiamiento blando, sin dudas uno de los mecanismo que viene usando el kirchnerismo para favorecer el mercado interno. Se trata de una medida al mejor estilo keynesiano, la teoría impulsada por John Maynard Keynes, que buscaba mediante el consumo hacer frente a los ciclos económicos contractivos. Sin embargo, son cada vez más las voces que se alzan contra esta política, que afirman está dando muestras de agotamiento.

MUCHOS PESOS

Algunos datos como el difundido el viernes por el Banco Central sobre la expansión de la Base Monetaria también genera alarma. En efecto, según los datos oficiales, la base monetaria creció 17.099 millones de pesos durante la primera semana de setiembre y superó los 400.000 millones, lo que habla de una expansión del dinero circulante que es considerada como una de las principales causas del desborde inflacionario y de la estanflación que sufre la economía argentina.

Precisamente, un reciente informe de la consultora Economía & Regiones señala que en un contexto en el cual el Banco Central se ve obligado a emitir cada vez más pesos para financiar al Tesoro pero la demanda de crédito y de dinero caen, la baja de tasas impacta negativamente convirtiéndose en uno de los factores que alientan la disparada del dólar blue y hace crecer el gasto público. El Banco Central trató de frenar este círculo vicioso entre baja nominal de tasa de interés y recalentamiento del dólar paralelo, genera todo un derrame negativo hacia el resto de la macroeconomía.

Para lograr la calma financiera se necesitaría frenar la expansión monetaria lo que restaría las expectativas de devaluación y de inflación. Sin embargo, desde el ministerio de Economía se presiona para lanzar nuevos programas de incentivos al consumo, lo que no sólo hace crecer la inflación, presiona sobre el valor del dólar blue y atenta contra el nivel del las reservas, lo que vuelve a generar tensiones devaluatorias.

Hasta ahora el segundo mandato de Cristina Fernández de Kirchner, entre otras cosas, se caracterizó por aplicar una férrea y agresiva política de tasas de interés negativas para estimular la demanda agregada y el nivel de actividad. Puntualmente, existe la creencia que las tasas negativas estimulan el consumo, la demanda agregada y el nivel de actividad. A mayor actividad y más ingreso, mayor consumo y más ingreso aún, lo cual acelera la inversión y crea un círculo virtuoso de crecimiento, destaca Economía & Regiones.

Sin embargo, de la mano de la aceleración de la inflación que pasó de 26% a 40% se comenzó a afectar el consumo. La consultora concluye que el sesgo pro consumo de la política de tasas negativas no está generando los efectos buscados. Los números de la realidad muestran que el paradigma oficial no se cumple en el contexto actual de la economía argentina y el nivel de actividad económica se contrae cada vez más.

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