Comerciantes de Ringuelet enrejados por el vandalismo

Son de la zona de 9 y 511. Buscan así protegerse de posibles ingresos a sus locales

MARCELA, DUEÑA DE UNA CASA DE PILATES, SE MOSTRÓ PREOCUPADA POR LA SITUACIÓN DEL BARRIO

Primero fue poner rejas en las ventanas para que no les entren a robar. Pero como eso no evita que les rompan los vidrios a piedrazos, lo que varios comerciantes de Ringuelet tuvieron que hacer fue invertir de su bolsillo para instalar un segundo enrejado.

Uno de los sectores más vulnerados por los ataques vandálicos de este tipo es el de 9 y 511. Quienes trabajan en la cuadra atribuyen esos episodios a los grupos de jóvenes que salen de los boliches los fines de semana.

“Pasan por acá, la mayoría borrachos, y su diversión es tirarle cascotes a los negocios. A nosotros nos cuesta caro”, protestó Marcela (44), la dueña de un local de pilates de esa esquina.

Aunque en apariencia se trataría de una seguidilla de actos “de maldad” según dijo la comerciante, todavía en ningún caso llegó a ser un robo “porque no se pueden meter entre las rejas”, especuló la mujer, en diálogo con este medio.

Ella fue la última damnificada. Ayer a la mañana llegó para empezar a trabajar y se topó de nuevo con que los vidrios del frente quedaron destrozados a cascotazos.

“Esta vez rompieron los de la puerta y no los del ventanal, que es más grande y está ploteado, por eso me cuesta menos plata. ¿Tengo que agradecer por eso?”, ironizó Marcela.

bronca

Ella debió gastar 800 pesos para reparar el daño, que vino aparejado a la bronca. Se trata de una tendencia que en los últimos meses “ya pasó en los otros negocios de la cuadra”, señaló la comerciante. En el barrio hay, entre otros locales, una casa de computación, otra de iluminación y una veterinaria.

En muchos de esos negocios ya instalaron una malla metálica, más efectiva que la reja convencional para proteger las vidrieras que dan a la calle.

“Va a ser el próximo paso a seguir para nosotros, porque no vemos otra manera de que esto deje de pasar”, se lamentó Marcela.

De parte de la Policía, se admitió que la mayor parte de los controles nocturnos que se hacen en la zona quedan afectados al camino Centenario, ubicado a cuatro cuadras, que es la vía de tránsito de la enorme mayoría de jóvenes que aprovechan el fin de semana para salir a bailar.

Otros comerciantes de la cuadra ratificaron que a raíz de estos destrozos ya se llevaron más de un dolor de cabeza por estos ataques. Y piden que alguien los ayude afrenarlos.

La situación es grave y la preocupación infinita.

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