En el asalto a un almacén, le gatillaron dos veces a un nenito

Antes, el ladrón hizo lo mismo con un cliente. La bala no salió. Las víctimas lo redujeron

ARIEL AGUILAR JUNTO CON SU MUJER, EN SU ALMACÉN DE VILLA ELISA

El ladrón entró al negocio mostrando un revólver calibre 32 de caño largo, con el que no dudó en apuntar a todos los presentes. El dueño del almacén estaba detrás del mostrador, y se quedó estático, como midiendo la situación. Su mujer, parada al lado suyo, se acercó hasta la caja para sacar algo de plata. Justo al lado de la puerta, una pareja de clientes del local miraba de cerca el cañón del arma. Frente a la pareja, sin comprender la escena, un nene de 2 años-sobrino de la mujer del dueño- jugaba entre la mercadería.

Era casi de noche, algo así como las 20.45 del jueves pasado. La zona donde funciona ese almacén, cerca de la esquina de 424 y 13, en Villa Elisa, no tiene un solo poste de luz. “La bodeguita de Emilio” estaba iluminada por un reflector, pero el sol ya había desaparecido y la calle se empezaba a sumergir en una oscuridad densa. “Cuando oscurece , esto es una boca de lobo” contó Antonio Ariel Aguiar (57), dueño del almacén.

El ladrón concentró sus amenazas en la pareja de clientes. Por eso, mientras pedía la plata de la caja, apuntó al hombre y le gatilló en la cara. Por fortuna no hubo explosión ni bala, sólo se escuchó un click, y el tambor del revólver giró silenciosamente.

Nadie reaccionó, todos seguían estáticos, como esperando a que el ladrón tomara los billetes que la mujer de Antonio había depositado en el mostrador y se fuera. Pero mostrándose insatisfecho el intruso cambió de blanco y dijo, para el terror de todos: “Dame más plata o mato al nene”.

Sin esperar respuesta de sus víctimas, el ladrón volvió a gatillar, apuntándole al chiquito. Pero otra vez sólo hubo silencio. Gatilló de nuevo. Y de nuevo la bala no salió.

Pero esos dos intentos de disparo terminaron con la paciencia de los presentes. El cliente le dio una trompada en la nuca al ladrón, para que luego apareciera Antonio y, a los golpes, echara al joven de su negocio.

Ni bien los vio salir, un segundo ladrón que esperaba en una moto sobre la calle arrancó y se perdió de vista en un segundo. Nadie pudo reaccionar, ni intentar alcanzarlo. El foco de atención estaba en la pelea.

Mientras el dueño empujaba al ladrón, el joven se resistió y ambos comenzaron a luchar. Pero bien parece que el primer golpe -el del cliente- fue suficiente para marear al delincuente, entonces Antonio no tuvo problemas en tumbarlo. En ese momento logró sacarle el arma y tirarla a un costado.

Después, ya con el asaltante sin chances de moverse, le revisó los bolsillos para ver si tenía otro revólver, pero no encontró nada

La escena terminó con el chico reducido junto a la zanja de la calle 424, y todos los vecinos alrededor esperando a la policía.

Finalmente los efectivos llegaron y se llevaron detenido al ladrón, de 18 años, quien sigue alojado en la comisaría de Villa Elisa, acusado de “robo calificado”.

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