Correr está de moda y en La Plata hay una explosión de seguidores

El domingo pasado unos 4 mil corredores participaron de la maratón platense. Un récord propio de un fenómeno que crece

El domingo pasado, poco antes de las ocho de la mañana, el cielo era un pozo gris y el frío casi que podía tocarse. En plaza Moreno, sin embargo, unas 4 mil personas se juntaban en remeras y pantalones cortos con una sola idea: correr. Con la explosión del running -la del fin de semana pasado fue apenas una de las tantas maratones que se organizan por estos días en nuestra región-, los militantes de las zapatillas y el trote ligero parecen ganar cada vez más espacio y, a la vez, en masa y en permanente movimiento, hacer de esa explosión un verdadero estilo de vida.

El boom se traduce en números. Y el número de inscriptos a la maratón platense fue muy superior a la edición anterior, cuando la media maratón tuvo cerca de 2 mil corredores. Hace apenas unas semanas, incluso, la clásica Media Maratón de Buenos Aires se ubicó como la carrera más grande del hemisferio sur con 22.586 corredores.

la mejor motivacion

Hay algo en lo que todos coinciden: correr cambia el humor, brinda mayor energía, mejora el espíritu, el físico y la cabeza. Según sus cultores, no se trata de una fórmula mágica ni cuestión de marketing: es químico. Y no es cuento. “A partir de los 20 ó 30 minutos de correr, nadar o caminar, el cerebro libera sustancias químicas y hormonas que mejoran la memoria, la concentración y la reacción ante situaciones de estrés”, apuntan expertos del departamento de Neurociencias de la Fundación Favaloro.

Y no son los únicos: el profesor de educación física Germán Laurora, autor de El personal trainer científico, advierte sobre los riesgos del sedentarismo y sobre las conveniencias de movimientos diarios. “Las enfermedades cardiovasculares y la diabetes de tipo II son los fantasmas que acechan a los que se quedan quietos -apunta-. Salir del sedentarismo y alejarse de estos males es muy fácil: 30 minutos de actividad física diaria y chau fantasmas”.

Para Santiago García, por su parte, autor de Correr para vivir, vivir para correr, “el running es la mejor motivación para tener un vida sana que ha encontrado la sociedad actual”. En su experiencia, “correr produce tanta alegría que hay mucha gente que se pasa de rosca y se pone metas demasiado altas y demasiado rápidas. Para esta actividad es fundamental la progresión: hay que saborear todo el proceso y mantenerse constante. Es importante entrenar de manera disciplinada, porque si uno entrena dos días y después no vuelve hacerlo durante un mes, no va a progresar. El secreto está en tener constancia y ponerse metas realistas”.

Muchos desembarcan en el running buscando escapar del estrés, otros lo hacen por indicación médica y no son pocos los que se calzan las zapatillas convencidos de que correr los ayudará a dejar de fumar, bajar de peso o dormir mejor. Sea por una cosa o la otra, o por todas a la vez, cada vez son más los que deciden sumarse a esas mareas humanas que, en distintos días y horarios, atraviesan al trote las plazas, las ramblas y los parques de la Ciudad. Correr está de moda y varios ya lo consideran la mejor terapia al aire libre.

Martín De Ambrosio y Alfredo Ves Losada, por caso, autores de Por qué corremos , se encargan en su investigación de poner al alcance del lector diversos estudios donde se analizan los estímulos que se activan en el cerebro de los entusiastas maratonistas: qué pasa cuando una persona desafía la resistencia de su cuerpo y qué impulsos guiaron a los mejores corredores de todos los tiempos. “Correr se transformó para muchos en un mecanismo para atravesar una celda o sortear los accidentes del acelerado y caníbal mundo urbano ultramoderno”, apuntan ambos periodistas en una formulación que presenta al running como un paliativo frente a las exigencias y presiones de las sociedades contemporáneas. “Es un fenómeno mundial que en el caso de la Argentina generó una oferta de carreras de muy diverso tipo, es decir no sólo urbanas, por todas las provincias y todos los fines de semana”, coinciden los autores. La Plata, basta con ver su cartelera de carreras, es el mejor ejemplo.

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