Levantan la protesta y vuelve a funcionar el Mercado Regional

Estuvo diez días paralizado y generó serias complicaciones

El conflicto que mantuvo paralizado durante diez días el Mercado Regional llegó anoche a su fin, tras una asamblea de la que participaron los trabajadores de carga y descarga que impulsaron el bloqueo para exigir “garantías laborales”.

Después de una jornada de intensas gestiones, que incluyó -según trascendió- contactos entre referentes sindicales y allegados a la autoridades municipales electas, además de algunas declaraciones cruzadas entre los operarios “rebeldes” y sus representantes gremiales, los camiones con frutas y hortalizas comenzaron a ingresar nuevamente al predio de 520 y 116 al filo de las 22.

Minutos antes, una asamblea a puertas cerradas que reunió a unos 180 changarines en los galpones de Ringuelet había resuelto la normalización de las actividades comerciales.

“Queremos que los puesteros vuelvan, y trabajen en condiciones seguras” sentenció Claudio Vila, capataz de carga y descarga del Mercado: “creemos que es el momento de ponerle fin por ahora a las medidas de protesta y volver al trabajo porque lo necesitamos”.

“Esto no implica un cheque en blanco para nadie, y de hecho aún no tenemos un interlocutor válido entre las autoridades electas, lo que es un llamado de atención”, consideró el dirigente: “pero queremos dejar en claro que no hubo ninguna injerencia política ni de otros intereses más allá de la preservación de nuestra fuente de trabajo”.

Concretamente los operarios, que actualmente dependen directamente de la Comuna, reclaman que se respete su antigüedad y que no se cedan en concesión las áreas de logística en las que se desempeñan.

Si bien están encuadrados formalmente en la Unión de Trabajadores de Carga y Descarga, hicieron hincapié en que el gremio “no incidió en el levantamiento del bloqueo, así como no lo había hecho en su inicio”. Y admitieron que “se resolvió que algunos de los delegados que estaban en funciones dieran un paso al costado”.

Daniel Vila, secretario general de la organización, había sostenido que “hubo un pre-acuerdo para elevar un documento ante el intendente electo e ir normalizando la situación”.

mercado paralelo

El retorno de los camiones y acoplados a los playones concentradores de Ringuelet marcará -al menos temporariamente- el final de un circuito de comercialización mayorista de frutas y verduras que nació espontáneamente a la vera de la avenida 520, entre 19 y 25, y en un puñado de madrugadas generó sus propios códigos.

Para decenas de productores, distribuidores y puesteros, la feria paralela representó extenuantes “turnos” de hasta dieciséis horas diarias, desplegando cajones y bolsas en las banquinas y ramblas, sin sanitarios, agentes de transito ni presencia policial evidente.

“Estuvimos expuestos a todo tipo de aprietes, e incluso hubo un gravísimo hecho de sangre con el asesinato de un quintero de Abasto” coincidieron varios de ellos, que prefirieron no revelar sus identidades (ver sección Policiales): “pero nos resulta indispensable sacar la producción todos los días, porque es mercadería perecedera. Ojalá se normalice el Mercado y además deje de ser el más caro del país para operar”.

Para los verduleros y otros minoristas, acceder al abastecimiento en este marco informal implicó someterse a bruscas fluctuaciones de precios: anoche, la bolsa de papa lavada de veinticinco kilos se pagaba $120, al igual que la de veinte kilos de cebolla. Pero a medida que sus existencias decrecían, el costo de esas codiciadas hortalizas comenzaba a ascender, hasta ubicarse en un veinte o ciento adicional.

Los changarines del Mercado trabajan -habitualmente en grupos de cuatro- bajando bolsas y cajones de los camiones que llegan y llevándolos a los puestos. Por cada bulto “grande”, reciben unos $7; por los “chicos” unos $5. De esa suma, se llevan en promedio entre el 25 y el 30 por ciento para repartir entre la cuadrilla. Los productores estiman que las operaciones de descarga involucran cada mes al menos a un millón de bultos. Y subrayan que “en cualquier otro lugar cuesta tres lo que acá te cobran seis. Es así desde hace décadas”.

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