Vecinos movilizados por “malos olores” en 9 y 35

Impulsadas para mejorar el escurrimiento pluvial en la zona del Hospital Español, castigada con ferocidad por las trágicas inundaciones del 2 de abril de 2013, las obras hidráulicas que se desarrollaron en 9 entre 35 y 36 son por estos días el centro de cuestionamientos: un grupo de vecinos asegura que, por defectos en su diseño y ejecución, están provocando olores nauseabundos.

“En la esquina de 9 y 35 se conectaron los nuevos desagües con las conductos cloacales que llegan de la estación de bombeo de allí tiene ABSA” subrayan en la Asamblea Vecinal Barrio Norte: “esa es la razón por la que nos han invadido los malos olores”.

Desde el nucleamiento comunitario se convocó a funcionarios de la Comuna con competencia en temas hidráulicos a una recorrida conjunta, programada para mañana al mediodía en 9 y 33.

“Ya presentamos nuestro reclamo con carácter formal, y queremos que vengan para realizar una comprobación conjunta”, explica José Rusconi: “hasta ahora, los excedentes cloacales de la planta de ABSA iban por calle 35 desde 9 hasta 11, pero esos caños se cruzaron con los de la obra pluvial y el municipio no tuvo mejor idea que resolver la interferencia creando una cámara donde todo confluye y se mezcla, lo que es sinónimo de verter indiscriminadamente aguas servidas en el sistema”.

Rusconi precisa que “ahora los líquidos cloacales no sólo bajan por 35 hasta 11, sino por el pluvial de la calle 9 hasta 531, y luego por ésta hasta 11, el arroyo El Gato y finalmente el Río de la Plata. En ese recorrido, el olor brota de los sumideros, particularmente con las altas temperaturas, e incluso de las rejillas dentro de las casas”.

En la esquina de 9 y 35 funcione desde hace varias décadas una planta elevadora de líquidos cloacales, operada sucesivamente por Obras Sanitarias, Azurix y ABSA. Allí, se recolectan, en cisternas bajo nivel, las aguas servidas del barrio para bombearlas mecánicamente hasta una cota que les permita seguir corriendo aguas abajo.

Las instalaciones cuentan con dos edificios principales y sus correspondientes sistemas. La bomba antigua, ubicada más cerca de la esquina de 9 y 35, fue destinada a museo a mediados de los ‘70 cuando se inauguró una nueva; pero a inicios de enero de 1998 esta última colapsó al caer el tabique de concreto que separaba la enorme cámara cloacal -de unos veinte metros por lado por seis de profundidad- del cuarto de máquinas, y la más vieja volvió a prestar servicio.

Es desde allí de donde sale el conducto que según los vecinos se conectó con los nuevos pluviales, con la construcción de una cámara rectangular. “Se le puso una ‘clapeta’ o válvula unidireccional para que el agua de lluvia no vaya hacia la estación de bombeo”, advierte Rusconi: pero en el otro sentido fluye libremente un importante torrente de excedentes cloacales. Así, si se llega a anegar el barrio, no sólo será con agua”.