La capital nepalí, doblegada por la incertidumbre y el abandono

Por estas horas, miles de personas se agolpan en el espacio abierto más grande de Katmandú, entre carpas improvisadas, la incertidumbre sobre lo que va a pasar y el sentimiento de abandono ante la falta de ayuda por parte de las autoridades.

En el campamento de New Road en la capital nepalí, miles de personas agradecen el sol de la mañana tras haber pasado la noche bajo ropas y mantas entrelazadas de cualquier manera con las que a duras penas aguantaron bajo la lluvia. Están allí desde el sábado pasado, cuando el sismo de 7,8 grados en la escala de Richter hizo temblar las entrañas del valle central del Nepal.

“No hay ayuda del Gobierno. El Ejército nos está dando agua, pero para conseguirla hay que estar en la cola durante horas”, se lamenta Manoj Sah, un residente de origen indio. Dice que la gente aguanta con fideos y con lo que puede ir consiguiendo por aquí y por allá, mientras los precios de los alimentos se han disparado y ya cuestan el doble. Además, los pocos baños públicos instalados son insuficientes y en muy poco tiempo quedaron inservibles. A esto se suma la falta de luz, teléfono e internet debido a la caída de los servicios en casi todo el país. En la ciudad muchos edificios aguantan en pie, pero tienen grietas y daños en sus estructuras que sirven para justificar el temor a un derrumbe.

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