Perdió un partido, pero de ningún modo la identidad que lo sostiene

Lo más valioso para Gimnasia fue haber sido digno en el rol de vencido. Cayó luchando y ratificó que no se la hará fácil a ningún rival

Por MARTIN MENDINUETA
OPINION

El hincha del “Lobo” tiene que estar tranquilo. Triste sí, pero sin enroscarse en la búsqueda de explicaciones hirientes. Perdió, se acabó la seguidilla de tantos partidos invicto, aunque de ningún modo sería atinado elaborar duros reproches. Ahora que le tocó quedarse sin nada siguió siendo el mismo equipo intenso y combativo que infunde respeto. Allí reside una veta de elogio.

La derrota es una posibilidad concreta cada vez que uno se mide ante otro. Y bastante más lo es si el oponente presenta mayor jerarquía individual. En la actualidad, San Lorenzo es uno de los mejores equipos argentinos. Cada “tripero” tenía muy claro que la visita al Nuevo Gasómetro implicaba mucho riesgo. Bueno, esa dificultad que se intuía en la previa, se constató con la pelota en movimiento.

En el marco de un partido parejo, luchado y con enorme despliegue de energías por parte de ambos, ganó el equipo de Tinelli por la lucidez y la jerarquía de Martín Cauteruccio para manejar con eficacia un contragolpe raro, donde se le permitió trasladar la pelota al pie más de sesenta metros. La buena resolución del delantero uruguayo se debió a su destacada impronta en una parte, y en otra, al deficiente retroceso que llevó a cabo el equipo de Troglio.

La filmación expone de modo tan grosero como injusto la carrera hacia atrás de Oliver Benítez. Es cierto que el sureño debió jugársela a impedir su remate, especialmente cuando el delantero rival pisó el área mens sana, pero no perdamos de vista que Benítez defendía también un posible pase a Héctor Villalba, que en todo momento se mostró como una muy clara opción por la derecha del ataque para finalizar la jugada. Eran dos contra uno. Allí faltó Facundo Oreja, que volvió tarde y lento a su posición de lateral izquierdo. Tanto fue así que el marplatense quedó como espectador rezagado a unos cuantos metros de la jugada. El error fue grande y Gimnasia lo pagó caro. Ni más ni menos que con la derrota.

Se sabe, al “¨Patón” Edgardo Bauza le encanta replegarse a partir de un resultado favorable y eso lo pudo hacer con convicción durante medio partido. El enorme oficio de Mercier (fue figura) y de Ortigoza, más el ímpetu defensivo de los cuatro que se paran delante de Torrico (Buffarini, Cetto, Yepes y Más) le permitieron hacer “el aguante” en campo propio.

Gimnasia fue movedizo, aunque le faltó claridad en los últimos veinte metros del campo. “Nacho”, el distinto, no pudo lograr el desequilibrio y si bien Medina y Mendoza (este lo hizo más y mejor) se involucraron en la búsqueda, el “Ciclón” siempre se las arregló para abortar cada intento. Utilizar más el remate desde la media distancia es un tema pendiente para Gimnasia, sobre todo cuando el rival se defiende con tanta gente.

¿DE QUÉ SIRVE PROTESTAR TANTO?

Lo justo es justo. Fue cierto que a Osvaldo Barsottini lo agarraron varias veces en el área de San Lorenzo, especialmente con la pelota volando hacia su posición durante tiros libres o de esquina. ¡Claro que en alguna de ellas Fernando Echenique podría haber cobrado penal! Igualmente, no comparto la actitud colectiva albiazul de quejarse tanto. Barsottini también agarra, como lo hace el ciento por ciento de los defensores argentinos. Es una antiquísima costumbre nacional. Justamente por eso, no debería caer en el reclamo persistente, y mucho menos después del partido, cuando ya no hay posibilidad alguna de torcer o modificar la visión del árbitro.

No creo que hayan habido, como se dijo, tres penales no sancionados a favor del “Lobo”. Sí hubo una jugada grosera donde los empujones, manotazos y sujeciones llamaron la atención, pero insisto, Gimnasia no debe victimizarse ni detenerse demasiado en esa cuestión.

Lo realmente significativo y valioso es que ratificó, aún en la derrota, que tiene argumentos sólidos como para plantarse ante cualquier oponente. Cayó luchando, sin achicarse ni entregarse mansamente. Dejar el campo sintiendo que se entregó todo y que el empate no fue una mera utopía, es una recompensa que todo Gimnasia debe valorar en su justa medida.

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Martín Cauteruccio
MARTIN MENDINUETA
Nuevo Gasómetro
Oliver Benítez
Osvaldo Barsottini
San Lorenzo

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