Sigue la conmoción por el nene que murió escapando de la guerra en Siria

“Mis hijos se me resbalaron de las manos”, contó el papá de Aylan (3). La familia tenía como último destino Canadá

“Teníamos chalecos salvavidas pero el barco se hundió porque varios se levantaron. Yo sostenía la mano de mi mujer. Pero mis hijos se me resbalaron de las manos”. Así relató Abdullah Kurdi (40), el padre de Aylan (3), el niño sirio ahogado frente a las costas turcas y cuya imagen conmovió al mundo, los momentos dramáticos transcurridos cuando naufragó la embarcación que los llevaba a la isla griega de Kos.

Los Kurdi ya habían intentado llegar a Grecia, pero la guardia costera helena había interceptado el barco en el que viajaban. La familia era oriunda de la ciudad siria de Kobani, un enclave kurdo asediado largamente por el grupo Estado Islámico (ISIS) hasta que los extremistas lograron plantar su bandera negra en el centro de esa localidad norteña. Era octubre de 2014, sus habitantes llevaban casi cuatro años sufriendo los estragos de la cruenta guerra civil que todavía destruye a Siria, pero la entrada de los hombres deI ISIS supuso que una buena parte de los 70.000 ciudadanos que todavía residían allí tuvieran que huir. Entre ellos Aylan Kurdi y su familia. Vivir en Kobani no era una opción, era un infierno.

DE LA ILUSION A LA TRAGEDIA

Por eso, los Kurdi decidieron emigrar a Vancouver (Canadá), donde vive la tía de Aylan, que trabaja de peluquera. Pero el viaje se convirtió en una dolorosa pesadilla. La imagen del cuerpecito inerte de Aylan en la playa, con su remera roja y su pantalón corto, dio la vuelta al mundo y puso de manifiesto la situación de una legión de inmigrantes desesperados que arriesgan sus vidas en un intento por llegar a Europa escapando de la guerra y el hambre.

Abdullah Kurdi contó que el capitán del bote se asustó debido al oleaje agitado y se lanzó al mar, dejándolo a él en control de la pequeña embarcación junto con su familia y otros refugiados. “Empecé a conducir. Las olas eran demasiado grandes y el bote naufragó. Tomé a mi esposa e hijos en los brazos y me di cuenta de que todos estaban muertos”, recordó. “Todo lo que deseo es estar con mis hijos en estos momentos. Que la foto de mis niños sea un mensaje al mundo para que esto no se vuelva a repetir”, remarcó. Además, agregó que la pequeña embarcación estaba sobrecargada con 12 inmigrantes y el capitán que, según dijo, era turco.

La desesperación por salir de Siria acabó con la vida de Aylan, de su hermanito Galib (5) y de su mamá Rehan 35). Tima Kurdi, tía de Aylan, expresó que la familia -su hermano Abdullah, la esposa de éste y los dos varoncitos de la pareja- se embarcaron en el peligroso viaje sólo después de que su solicitud de ingreso a Canadá fue rechazada. La mujer había solicitado estatus de refugiados para sus familiares procedentes de Kobani, devastada por los combates entre el ISIS y los combatientes kurdos, según señaló el legislador canadiense Fin Donnelly, quien presentó la solicitud en nombre de la familia. Las autoridades migratorias canadienses rechazaron el pedido, en parte debido a que la familia carecía de visas de salida de Turquía, según describió la tía de los pequeños.

Las olas también depositaron los cadáveres de Rehan y Galib en las playas de la península turca de Bodrum. En total, 13 inmigrantes se ahogaron cuando naufragaron la embarcación en que iban los Kurdi y otro bote con indocumentados. Ocho de las víctimas fatales eran menores. Cuatro supuestos traficantes de personas fueron detenidos bajo sospecha de haber actuado como intermediarios para emprender la riesgosa travesía ilegal. Las imágenes conmovedoras de Aylan, publicadas en las tapas de los diarios de todo el mundo, subieron la presión sobre los líderes europeos para que tomen medidas a fin de mitigar el sufrimiento de los miles de “sin papeles” que llegan al continente en el mayor desplazamiento humano desde la II Guerra Mundial.

Galib, el hermano mayor de Aylan, es el nene que aparece en otra foto en la que un gendarme turco lo lleva en brazos delicadamente, saliendo de mar, para ser transportado a la morgue de un hospital. La autora de la estremecedora foto de Aylan, la periodista turca Nilufer Demir, confesó que se le heló la sangre cuando vio el cuerpo sin vida del pequeño. “No podía salvarlo. Lo único que podía hacer es que su grito fuera oído en el mundo, y lo hice con su foto”, dijo.

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