Entre pérdidas en la calle y canillas secas en viviendas, la Región sufre por el agua

Dos noticias constrastantes, conocidas el mismo día de esta semana, reflejaron con elocuencia las pretéritas e injustificables falencias en el servicio de agua corriente que abastece a la Región, le volvieron a otorgar sólido fundamento a las protestas y reclamos de los vecinos y, a su vez, replantearon para las autoridades responsables la necesidad de que se busquen soluciones de fondo para regularizar un suministro del cual depende, de manera directa e inmediata, la calidad de vida de la población.

Por un lado, tal como se informó en este diario, pobladores de un sector del barrio Hipódromo señalaron que ya llevan ocho meses sin recibir el servicio de agua, en una situación que se tradujo en que el ente regulador Ocaba ordenara a la empresa prestataria devolver –por vía del descuento en las facturas- el importe del consumo de agua a una vecina que reside en 44 entre 1 y 115. La misma resolución obliga, además, a la distribuidora, a solucionar de manera urgente el déficit de la prestación, que afecta también al resto de los frentistas de esa cuadra.

Concretamente, se indicó que son todos los vecinos de la cuadra frente al Hipódromo quienes no cuentan con suministro. De ahí que algunos estudiantes rescindieron los contratos firmados y se fueron a alquilar departamentos a lugares que no padezcan problemas de falta de agua.

En el otro extremo de esta situación y de acuerdo a lo que también se publicó en este diario, dos sectores densamente poblados de la Ciudad reclamaron por pérdidas en las cañerías de agua que se registran desde hace tres meses, uno en la cuadra de 62 entre 137 y 38, es decir en pleno centro de Los Hornos y el otro en la zona de 8 y 71. En los dos casos se hicieron los reclamos correspondientes ante la empresa Absa, sin que los vecinos, según dijeron, hubieran obtenido algún tipo de respuesta.

No se está, seguramente, ante casos de excepción. Estos tipos de problemas -carencia de agua en las canillas, pérdidas caudalosas en las cañerías- se presentan asiduamente en la Región. Tampoco es novedoso que los vecinos carezcan de respuestas por parte de la empresa responsable del servicio.

Lo cierto es que, en el curso de los últimos años, fueron tan reiteradas las falencias en el servicio como las explicaciones o excusas presentadas para intentar justificar la defección en el servicio de agua corriente. En la primera de esas alternativas, a nadie escapa que las quejas por falta de agua o presión insuficiente fueron planteadas en numerosas ocasiones desde los distintos barrios de La Plata, Berisso y Ensenada. Estos problemas los conoce a la perfección el ente de contralor y los municipios, que muchas veces debieron interceder en defensa de los usuarios.

Esos reclamos resultan ser, en definitiva, una constante demostración de las carencias que afectan a la extracción y distribución del agua. Se ha dicho también que este panorama no deja de resultar paradójico -o acaso inexplicable- toda vez que ocurre a orillas del Río de la Plata, estuario considerado como una de las mayores reservas de agua dulce del planeta.

Las excusas que suele presentar la empresa importan, en realidad, muy poco, ya que los usuarios están siempre obligados a pagar y pagan -con sumas a veces muy elevadas- para recibir un servicio continuado y confiable. Lo cierto es que resulta obligación indelegable de las empresas ofrecer prestaciones eficientes. Por encima de ellas, se encuentran los organismos administrativos y los de contralor y defensa del consumidor –así como, llegado el caso, la administración de justicia- que deben velar por el más estricto cumplimiento de los contratos por parte de las concesionarias.

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