Un recuadro para Chirola y el Chapu

Romero y Braña, dos viejos guerreros del Lobo y el Pincha, se rieron del almanaque y se pusieron su equipo al hombro

Por EDUARDO TUCCI
OPINION

Más allá del poco fútbol, la tensión que dominó las acciones del minuto uno al noventa, los resbalones y las escasas situaciones de gol, el clásico nos dejó una imagen para el recuadro: la presencia de dos viejos guerreros del Lobo y el Pincha que, riéndose del almanaque, se pusieron los equipos al hombro cada uno a su manera.

Sebastián Romero y el Rodrigo Braña están de vuelta. Para bien de unos y de otros que los vieron nuevamente ser protagonistas del tradicional choque de la Ciudad. En un partido chato pero no carente de despliegue, el cero calificó la precariedad de recursos para moverse en el área rival y dejó en claro que la madre de todas las batallas se libraría en la mitad de la cancha.

Chirola y el Chapu no le esquivaron al bulto cuando hubo que poner ni escaparon a las discusiones a la hora de hablar

El sector, precisamente, en el que se desenvuelven Chirola y el Chapu. Cada vez que intervinieron hicieron la pausa justa, bloquearon las intentonas del adversario y procuraron dar el mejor destino a la pelota. Como antes, como siempre, no escatimaron esfuerzo peleándolas todas hasta que el árbitro Darío Herrera cantó el no va más.

“Va a ser duro, en este tipo de partidos no se regala ni una pelota; vamos a jugar cada bocha como si fuese la última”, avisó el mediocampista tripero en las horas previas al esperado partido con Estudiantes.

“Espero aportar lo mío siempre con humildad, es una etapa nueva en la uno tratará de ayudar y acompañar a los más chicos; sé que me van a exigir y que estoy capacitado”, se le escuchó decir al Chapu poco tiempo después del retorno.

Romero y Braña, como también Licht y Desábato forman parte de esa legión de futbolistas interminables que revalidan sus pergaminos en base a talento y un enorme sacrificio

La cita clásica resultó el mejor escenario para ambos. Los dos saben como afrontar este tipo de peleas, diferentes, a todo o nada y también son conocedores de la trascendencia que tiene este encontronazo que ya lleva 157 capítulos.

No le esquivaron al bulto cuando hubo que poner ni escaparon a las discusiones a la hora de hablar. Transmitieron sabiduría y coraje, hicieron honor a dos trayectorias cargadas de reconocimiento. Romero y Braña, como también Licht y Desábato forman parte de esa legión de futbolistas interminables que revalidan sus pergaminos en base a talento y un enorme sacrificio.

En un partido que no pasará a la historia por lo que se generó en el juego, los dos volvieron a interpretar cómo debe jugarse el clásico que paraliza a toda una Ciudad.

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