Un desplazamiento desata otra tormenta en Medicina
| 30 de Octubre de 2016 | 02:13

La decana de Medicina de la UNLP, Ana Lía Errecalde, echó a la médica María Gabriela Bisceglia de la dirección de la Escuela de Recursos Humanos de la facultad para “reformular los objetivos oportunamente propuestos para dicha función”. El cese entrará en vigor el martes. Detrás de esa decisión hay una durísima pulseada académica y política en la casa de estudios de 60 y 120.
En la Escuela de Medicina, una parte histórica de la institución, se dictan las carreras de Obstetricia, Enfermería, Nutrición y Prácticas Cardiológicas. Tiene una matrícula que ronda los 3.000 alumnos.
Mientras Bisceglia publicó una carta donde realiza críticas muy graves a las políticas y actitudes de las autoridades de Medicina (el texto completo puede leerse en la página web de EL DIA: www.eldia.com), altas fuentes de la unidad académica señalaron que la resolución “se tomó porque se comprobó que la médica y docente estaba actuando de común acuerdo con el Rectorado para que se le quite la Escuela de Recursos Humanos a Medicina”. Acusación grave si las hay.
“Ese no es un objetivo nuevo de la Universidad, pero se llegó a un punto intolerable, ya que profesores de la Escuela y hasta una agrupación estudiantil nos dieron elementos concretos que confirman esa especie”, dijeron las fuentes consultadas.
Un comunicado atribuida a un grupo de trabajadores, docentes y alumnos de la Escuela, que se conoció ayer, convoca a una asamblea general para mañana a las 10 en la puerta del ex Sanatorio de la Carne de Berisso -donde funciona la institución- para “solicitar la inmediata reincorporación de la directora a sus labores”.
Advierten que “de no revocarse la situación” llevarán a cabo “medidas de fuerza” pues, entre otros cosas, ven peligrar sus puestos de trabajo.
la carta que dara que hablar
Las críticas al decanato de Medicina siempre tuvieron su origen en las agrupaciones estudiantiles o en algunos decanos y profesores de otras facultades que se expresaron contra las políticas de la facultad en el consejo superior.
Por eso llaman la atención los duros conceptos que María Bisceglia, docente por más de dos décadas y (hasta el martes) funcionaria de la unidad académica, vierte en su carta.
Dice en un párrafo: “La Escuela intentó ser un lugar en donde se cree que un mundo mejor es posible, trabajando juntos y mucho. Hubo mucho trabajo, y hubo muy poco apoyo de las autoridades de la Facultad de Ciencias Médicas”.
“Luchamos a diario con los obstáculos que nos pusieron la medicina hegemónica, el autoritarismo y el maltrato. Sin personal de mantenimiento, sin personal de limpieza suficiente, sin personal administrativo remunerado como correspondería, sin ser incluidos en ninguna toma de decisión”, enumera.
La profesional asegura “fuimos lo que a la Facultad de Ciencias Médicas no le importa, el descarte, (pero) una cosa que no hay que perder porque tiene un buen presupuesto asignado por la Universidad. Vale aclarar que ese presupuesto nunca se vio, ya que otros deciden discrecionalmente en qué lo van a usar. Tal vez en un loft de 60 metros cuadrados, con un plasma y mucho humo para vender, en el que habita una persona que continúa dirigiendo a su antojo los destinos de tantas ilusiones”, puntualiza. Muchos entienden que se refiere al ex decano, quien trabaja en el edificio del Hospital Universitario Integrado proyectando el Hospital Universitario de Alta Complejidad que se crearía en el ex Oncológico de Gonnet.
Sigue -durísima- la ex directora de la Escuela. “Más de 1.100 docentes (sí, mil cien) tiene la Facultad. Y son muy pocos los que cumplen. Los que no cumplen son los que votan y perpetúan esta mentira de la excelencia académica”, denuncia.
Luego se pregunta, dejando en claro su postura sobre la política académica de la casa de estudios de avenida 60: “¿Seguirá siendo del 1% la posibilidad de que el hijo de un obrero llegue a obtener un título universitario? Evidentemente es lo que quiere la mayoría, o esa mayoría”.
“En la Escuela somos una minoría que quiere otra cosa, que pensó en la apertura de carreras más cortas con posibilidad de inserción laboral más rápida, con un sistema de créditos para poder continuar estudiando en etapas, con egresados formados para trabajar en los problemas prioritarios de la salud pública argentina. Eso molestó. Y mucho”, subraya la doctora Gabriela Bisceglia en otro tramo de su extensa carta.
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