Una familia que abre puertas
| 3 de Marzo de 2016 | 01:07

La familia Ascacibar tiene su propia pensión en Villa Elvira. Porque además de Santiago, que ya juega en Primera, mamá Mariana y papá Javier criaron otros cuatro varones: Agustín (21), Julián (14), Mariano (11) y Martín (6).
Los dos más chicos juegan en las infantiles de Estudiantes. “Mariano es delantero, un buen número 9. El más chico es volante”, cuenta el Rusito, que aclara que a los otros dos también les gusta el fútbol, pero el más grande es mejor analista que jugador, y que el otro tiene condiciones pero prefiere las motos.
La familia Ascacibar es muy receptiva. Y por eso no dudó en llevarse a vivir con ellos a dos compañeros de su hijo: Rodrigo Marinelli y Manuel Sosa, el primero de Santa Fe y el otro de Corrientes capital. “Hace cinco años que viven conmigo en casa”.
“Antes vivía otro chico más en casa, Julián Castilla, que se volvió a 9 de Julio”, aporta la mamá de la casa, que ahora está comenta porque sus dos hijos mayores ya llevaron a sus novias a la casa.
Pero también el papá es futbolero y en sus épocas fue un destacado defensor central de varios equipos de la Liga Amateur Platense, como Deportivo La Plata. “Era muy bueno mi marido”, cuenta Mariana Rollero.
Además de disfrutar del momento de su hijo Santiago, los Ascacibar tienen su propia historia en la formación de su hijo: lo siguieron a todos lados.
“En Córdoba un día casi nos matan porque mamá gritaba los goles y tuvimos que meternos para que no le hicieran nada”, recuerda el mayor. Ahora lo tienen más cerca. “El otro día estaba jugando y escuchaba un grito que me era familiar. Era mi vieja”, destaca el volante, que convive en su barrio con Pinchas y Triperos. Todos lo respetan.
Las noticias locales nunca fueron tan importantes
SUSCRIBITE