Un par de motochorros conocidos entre la gente de barrio Hipódromo
| 31 de Marzo de 2016 | 01:10

Los vecinos ya los conocen desde hace meses. Y hasta saben sus apodos. Lo mismo pasaría con la Policía. Sin embargo, los delincuentes continúan paseándose por el barrio como si nada.
Son robustos, hace tiempo que pasaron la barrera de los 30 años y suelen andar en una moto negra y azul de 125 cilindradas. Toda esa descripción es la que dan en la zona de las calles 36 y 116. Las mismas personas que piden que se frenen los delitos.
La inseguridad en ese sector de la Ciudad hace tiempo que motivó la preocupación y las movidas vecinales. Siempre, la de los motochorros fue la modalidad que se ubicó entre las que más dolores de cabeza generaron en cada reunión. Y sobre todo, cuando la gente que anda por la calle se siente a merced de los ladrones que andan buscando su oportunidad.
En esto último, algo que provoca miedo es que “pasa a toda hora”, según aseguran vecinos y comerciantes. Todos están dispuestos a contar su visión de la situación, pero nadie quiere quedar “pegado” a la difusión de estos hechos: los delincuentes viven a muy pocas cuadras de las personas a las que asaltan.
“Son del asentamiento que está al lado del Hipódromo”, deslizaron algunos en diálogo con este medio. Si bien “andan por todo el barrio”, una de las zonas por donde más los ven es sobre uno de los laterales del hospital Rossi.
Sobre ese costado está el acceso a la guardia y la rampa de entrada y salida del personal que trabaja ahí. Esos profesionales de la salud suelen ser la presa favorita de los delincuentes callejeros.
“Andan mucho a las 6 ó 7 de la mañana, que es cuando se hace el cambio de guardia, y les roban lo que tengan: la billetera, el celular, la moto o cualquier otra cosa”, comentó una comerciante que trabaja a metros del Rossi.
En esa entrada hay un cubículo de cemento que otrora fue una garita, ocupada por un guardia de seguridad. Hace meses que ese puesto luce desocupado porque “la seguridad está adentro del hospital”, dijo la misma mujer, dueña de un negocio donde estos mismos delincuentes robaron en noviembre. “Para cuando vamos a pedirle ayuda a los vigiladores, los ladrones se escaparon”, agregó.
Los días laborales, los fines de semana y en todos los horarios. Los motochorros no parecen discriminar momentos para cometer los robos al voleo.
“Los vemos tantas veces a la semana que ya los saludamos, sabemos quienes son y andan como panchos por su casa”, se lamentaron.
¿Y la Policía? “La vez que nos robaron nos dijeron que podíamos hacer la denuncia, pero que ya está, ya se habían ido los ladrones”, recordó esa comerciante.
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