Se debe atender el reclamo de los clubes de barrio por el costo de los servicios públicos

Una vez más penden sobre los clubes de barrio de nuestra ciudad, como una verdadera espada de Damocles, las consecuencias económicas que podrán derivarse de los incrementos en las tarifas de los servicios públicos, en un cuadro crítico al que se le suman otras circunstancias negativas para de estas entidades de bien público. Tal como se informó en una nota publicada en ediciones anteriores, las facturas de luz y gas con el incremento tarifario pueden llegar a desahuciar a los clubes de la Ciudad, y por eso desde la Federación de Instituciones Culturales y Deportivas de La Plata se vienen desarrollando distintas reuniones con autoridades provinciales y locales para que promuevan la inclusión de las entidades barriales en la denominada tarifa social.

Sólo por mencionar un ejemplo, en un centro de fomento barrial los dirigentes exhibieron la última factura de Edelap, cuyo monto fue de 3 mil pesos por el bimestre. La suma se elevaría a 9 mil pesos en la próxima boleta. Los directivos consideraron que pagan como si fueran una sociedad comercial, a pesar de que muchos chicos van a esa institución a practicar deportes afrontando cuotas accesibles. Mencionaron, además, otras actividades por las que la entidad no percibe un solo peso, en especial aquellas relacionadas con la atención de jubilados.

Desde la Federación de Instituciones Culturales y Deportivas se informó que impulsarán el reclamo por la tarifa social, ya que los clubes no podrán pagar esas tarifas. Con ese propósito se realizó días atrás un encuentro de dirigentes de distintas entidades, para elaborar un pedido conjunto destinado a que se reglamente la ley provincial Nº 14757. Esa norma, destacaron, es la que instaura un régimen de promoción de los clubes de barrio y regula la posibilidad de implementar tarifas sociales a favor de las instituciones.

Se sabe que las entidades de bien público barriales se vieron presionadas por deudas de diversa índole y por trabas burocráticas que atentaron contra sus posibilidades de crecimiento, en cuadros que se presentaron –a veces con notable crudeza- en las últimas décadas. Frente a esos reclamos económicos, siempre se recordó que los clubes han dependido básicamente de las cuotas de socios y del cobro, también menor, por algunos servicios prestados. Crecidos del esfuerzo solidario de los vecinos y sostenidos por esas mismas bases, los clubes de barrio de nuestra zona, sus sociedades de fomento y sus instituciones sociales, han entregado a la sociedad, con generosidad, lo mejor de su espíritu.

Algunas de esas instituciones, lamentablemente, ya desaparecieron y está claro que dejaron un vacío difícil de llenar. Ligadas a la historia de cada barrio y con una función social irreemplazable, prestada en muchos casos a partir de sus valiosas bibliotecas, muchas de estas entidades han sobrevivido a las peores crisis.

Por lo que han significado en el logro de mejoras de todo tipo para sus zonas de influencia -supliendo, incluso, en más de una oportunidad la acción oficial-, por el papel fundamental desempeñado en el dictado de cursos de distintas disciplinas y oficios o en el desarrollo del deporte y la cultura de todas las barriadas de la Ciudad, se torna indispensable ahora contemplar debidamente estos reclamos, de modo de garantizar la continuidad de cada una de las instituciones acosadas por las nuevas y muy graves dificultades económicas que deben enfrentar.

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