La salud de Sabella, un tema que preocupa mucho

El estado de salud de Alejandro Sabella, el ex entrenador de Estudiantes y la Selección, se convirtió ayer en uno de los temas más comentados en las redes sociales, en el ambiente del fútbol y especialmente entre los hinchas albirrojos. Es que, a partir de que se conoció que fue dado de alta y dejó el Hospital Italiano de Buenos Aires, donde estaba internado, se generó una ola impresionante de rumores sobre la condición física de Pachorra, que fueron desde las afirmaciones más disparatadas hasta la presunción sobre que padece un delicado cuadro. Y, luego de todo esto, aparecieron algunas voces cercanas al entrenador que intentaron bajarle el tenor a las versiones, y minimizar la cuestión.

¿Cuál es la realidad? ¿Qué tiene realmente Sabella? ¿Por qué no hubo un parte médico aclarando la situación? ¿Por qué ninguna persona de su entorno más íntimo hace una declaración pública para clarificar lo que ocurre? ¿Si no padece nada grave, por qué no decirlo, terminar con la sucesión interminable de rumores y dejar tranquila a toda la gente que lo quiere sanamente y se angustia al no saber nada sobre cómo está?

Estas son preguntas que se hacen quienes siguen con atención el tema y no han encontrado la más mínima luz en los últimos días para dar con respuestas.

Algunas tienen explicación. El hermetismo extremo en el que se maneja la cuestión, por caso, parte de una decisión familiar, que busca mantener en reserva la vida privada del técnico y, especialmente, su estado de salud. De allí, por ejemplo, que no haya habido un parte médico en el tiempo que permaneció en el hospital mencionado, como ocurre habitualmente cuando figuras públicas, como es Pachorra, se ven afectadas por algún inconveniente de salud.

Claro está que la reserva es un derecho que asiste a los Sabella, como a cualquier otra persona, y que debe ser respetada como tal. No es habitual en estos días que la salud de alguien tan conocido como él se mantenga bajo cuatro, cinco o más llaves. Al contrario, estamos acostumbrados a enterarnos casi de inmediato qué le pasa a cualquiera, en cualquier lugar, a cualquier hora y de las maneras más diversas. Por eso esta situación llama tanto la atención y provoca tantas repercusiones sin tener los datos oficiales que naturalmente se necesitan para poder hacer un comentario serio sobre lo que le está pasando a alguien como Sabella.

“Mi viejo está bien, mirando la Champions”, le dijo el hijo de Sabella a un medio mientras se desarrollaba ayer el partido entre Atlético de Madrid y Bayern Munich

Al margen de esto, el resto de los interrogantes siguen allí, latentes, sin una respuesta fundamentada, y motivan a muchos a escribir por las redes un abanico inmenso de cuadros que van desde afecciones delicadas hasta otras extremadamente graves, aunque ciertamente en ambos casos carentes de fundamentos.

Objetivamente, sí, puede reflejarse el escueto mensaje del hijo de Pachorra en Twitter confirmando que “a mi viejo le dieron el alta. Gracias”. Alejo, luego, le dijo a 442: “Mi viejo está bien, mirando la Champions”, en referencia al partido que jugaron ayer a la tarde Atlético de Madrid y Bayern Munich, y así buscó contrarrestar las versiones que hablaban de un estado sumamente delicado de su padre. Aunque no fue más allá respecto de lo que afecta a Pachorra. Mientras que el representante de Sabella, Eugenio López, indicó que es “todo verso” lo que se dice sobre la salud de Pachorra, aunque, del mismo modo que en el caso anterior, no dijo qué pasa con el entrenador.

Como se sabe, Pachorra, de 61 años, sufrió a fines de diciembre pasado un cuadro de hipertensión y síndrome coronario agudo que derivó en la práctica de una angioplastía de manera exitosa. Y el fin de semana último fue internado en el Hospital Italiano de Buenos Aires por razones que no fueron confirmadas, luego de lo cual recibió el alta médica en las últimas horas, sin que se emita un comunicado aclarando el estado de salud.

Mientras tanto, Sabella permanece rodeado de su círculo más íntimo, tratando de mantenerse lo más alejado posible de lo que se dice de él, en busca de tranquilidad.