Otros análisis del fin de semana
| 4 de Abril de 2016 | 01:52

Joaquín Morales Solá
LA NACION
“Gran parte de los senadores peronistas le hicieron a Mauricio Macri un favor más grande que ayudarlo a sacar al país del viejo default. Le permitieron mostrarle al mundo que sus novedosas políticas son compatibles con la gobernabilidad de la nación política”, dice Morales Solá. Es un precedente fundamental para una Argentina sobre la que desconfían casi todos los sectores internacionales. “La pregunta sin respuesta refiere a cuánto tiempo le llevará al Presidente trasladar esas conformidades del mundo al territorio menos amable de su país. Macri zigzaguea entre esos dos mundos, el exterior y el interior”. Alude luego al apoyo expreso de Obama y a los cambios registrados en la política exterior, todo lo cual conforma “el olimpo externo” en que habita Macri las últimas semanas. “Dentro de su país, las cosas son más complicadas. El populismo es siempre una receta que resulta cara. El cristinismo agotó todos los stocks que tenía el país: el energético, el ganadero y los dólares del Banco Central, entre otros. Modificar esa política es un camino de decisiones a veces impopulares, otras veces injustas.
Mario Wainfeld
PAGINA 12
“El oficialismo tuvo la delicadeza de no celebrar en el recinto la goleada en la votación de la Ley Buitre. Agrandado por el cambio colosal en la correlación de fuerzas, avanzó a su manera: despidos sin justificación ni reglas claras, tarifazos en servicios públicos esenciales y en transportes. Los condimentó con declaraciones peyorativas sobre trabajadoras o trabajadores cesanteados y agredidos”, dice Wainfeld. Añade que “la asimetría entre los avances políticos del macrismo y el desquicio económico social que provoca adrede signará este año y el próximo, solo para empezar. Los beneficios concedidos a la banca, los grandes exportadores, las patronales agropecuarias, las mineras, los usureros de las finanzas internacionales son fabulosos e irrevocables en el corto plazo. Considera que “mejorar la situación es necesario. La praxis macrista va en el sentido inverso, desbaratando lo que hay, perfectible por cierto. No eleva el umbral, arrasa derechos” y que “los anuncios del miedo” (luz, gas, combustibles, transporte) “garantizan traslaciones de precios, merma del poder adquisitivo de clases medias y proletarias”.
Eduardo van der Kooy
CLARIN
“Macri y Cristina Fernández parecen cercados por un problema común: la revulsión en el Poder Judicial. El Presidente no posee allí, al menos por ahora, ninguna deuda. Pero muchas de las internas entre los propios jueces y las derivaciones de la herencia kirchnerista incomodan a su administración. Sobre la ex presidenta y sus acólitos cae en cambio una lluvia persistente de denuncias e investigaciones sobre la década pasada”, dice Van der Kooy en su columna titulada “Ni Macri ni Cristina están para una fiesta”. Alude a la cita ción de Cristina por parte de Bonadio, en la causa por la venta de dólares a futuro del Banco Central. “Nadie conoce los fundamentos que esgrimiría el juez para tomar tal determinación. Tampoco el soporte jurídico. Pero rondaría la idea que Cristina habría ordenado con premeditación aquella operatoria del Central”. Dice que “mientras espera el resultado de la apelación, Cristina estaría diseñando su estrategia de defensa. Todavía no tiene definido su abogado defensor. Habría existido un sondeo con Carlos Alberto Beraldi, el socio del ex ministro León Arslanian. Confeso enemigo de Bonadio”. Pero el abogado no aceptaría. Otro conocido profesional pidió 10 millones de dólares por la defensa. “Todos los caminos conducirían, entonces, a Raúl Zaffaroni”, afirma.
Jorge Fernández Díaz
LA NACION
“Para algunos es el fin de la luna de miel, para otros el ocaso de la tregua gremial, y para el gobierno de Cambiemos se trata lisa y llanamente del comienzo del partido: aseveran que estos tres meses y medio fueron sólo el preludio de la verdadera contienda. Como sea, parece que estamos en un punto de inflexión”, dice Fernández Díaz. Macri dice “gana a cada rato batallas políticas gigantescas” y alude al apoyo de Obama y al acompañamiento del peronismo para solucionar el conflicto con los holdouts. Pero, añade, hay combates más módicos e igualmente cruciales deben ganarse: “Macri pierde combates en las góndolas, los sueldos, los trenes, los colectivos y las facturas. Su administración no supo exigirles en diciembre a los empresarios de la alimentación un armisticio de seis meses y ahora no alcanzó a comunicar bien esta suerte de shock tarifario dentro de su prudente película de gradualismo. Añade que “Cristina Kirchner, tan nostálgica de los 70, nos legó una economía al borde del Rodrigazo, y todos los dolores y malas noticias del presente se deben justamente al intento desesperado de que ese volcán no estalle”.
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